Censura Morena y la Cuarta Transformación a John M. Ackerman

John M. Ackerman publicó este día en sus redes sociales que ha sido censurado por Morena y por la Cuarta Transformación, en un hecho insólito. Esta es la publicación íntegra en su cuenta de Face y la columna publicada que provocó su salida de La Jornada.

Debo una explicación a la audiencia y a mis lectores por la suspensión tanto de mi programa en El Once como de mi columna en La Jornada.

Colaboré durante 16 años en La Jornada, sin faltar una sola vez a la cita con mis siempre generosos y críticos lectores. Aquí el contenido de mi última columna, sobre la errónea conducción de Morena Sí por Mario Delgado Carrillo, motivo de la suspensión de mis colaboraciones: https://www.jornada.com.mx/2022/07/11/opinion/018a2pol

Llegar al Canal Once en 2019 fue un sueño hecho realidad. Después de 11 años de una brutal censura en radio y televisión por el despótico régimen neoliberal, contar con un espacio televisivo para expresarme libremente y defender la causa de la transformación social fue una verdadera hazaña.

Aquí mi último programa con Canal Once, una entrevista con Paco Ignacio Taibo II sobre la situación en Morena, que desagradó a más de un par de escuderos de la simulación: https://youtu.be/iY1vvAHzXYY

Tanto mi programa como mi columna tenían audiencias amplias y consolidadas, con cientos de miles de espectadores y lectores semanalmente. Durante los últimos meses he esperado pacientemente para que se reactiven mis colaboraciones. Me negaba a aceptar la dura realidad. Pero ha llegado el momento de abrir los ojos.

Es cierto que la Cuarta Transformación no censura a los periodistas o a los voceros de la derecha. La oposición conservadora hoy goza de una libertad de expresión inédita en los medios privados e incluso cuenta con una presencia importante dentro de los públicos.

Sin embargo, la misma tolerancia al parecer no aplica para los críticos internos que luchamos por la democratización de Morena y el poder de las bases. A quienes tenemos la aspiración de ejercer la política de otra manera nos tildan de “traidores” y nos llaman “divisionistas”.

Esto no es un fenómeno aislado. Así como a mí me cancelan espacios periodísticos, a lo largo y ancho del país los obradoristas más comprometidos sufren despidos, amenazas, allanamientos y escarmientos con el fin de castigarlos por su digna rebeldía en contra de la reproducción de las más rancias prácticas del viejo régimen en el seno del partido de la Cuarta Transformación.

Estoy acostumbrado a los embates del poder. Durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto se me iban eliminando los espacios periodísticos uno a uno con el fin de callarme y excluirme del debate público. Me acosaban en las redes sociales y me amenazaban de muerte. Pero jamás imaginé que algo similar podría ocurrir dentro del marco de una Cuarta Transformación a la cual he entregado literalmente la vida durante las últimas décadas.

No me preocupa tanto perder espacios. No tengo la menor duda de que con el generoso apoyo de los amigos y la amable atención del público encontraremos y construiremos nuevas vetas para la libre expresión, incluso más potentes, en el futuro próximo.

Lo que sí duele, sin embargo, es la mezquindad, la ingratitud, la simulación, la envidia y la xenofobia que nos han llevado a este punto, esa “jauría de mentiras” en la cual tristemente participan muchos camaradas de lucha que antes defendieron un proyecto de transformación y que hoy sólo defienden sus nuevos privilegios.

Hoy me silencian porque digo verdades que duelen y construyen. Así que la mejor forma de responder es redoblando la lucha y reiterando esas verdades tan incómodas:

El futuro de la Cuarta Transformación depende de la consolidación de un movimiento-partido fuerte con un firme arraigo en la sociedad. Solamente así podremos evitar la revancha de las fuerzas conservadoras. Al pisotear a las bases y eliminar la democracia interna del partido, la actual dirigencia de Morena le está haciendo el juego a la derecha y preparando el terreno para la eventual derrota del Obradorismo.

Al principio de la Revolución Mexicana, Francisco I. Madero cometió el error de privilegiar las alianzas con las fuerzas armadas y los poderes fácticos del viejo régimen por encima de la cercanía con los luchadores sociales y los movimientos populares que habían hecho posible su triunfo.

Nuestra Cuarta Transformación no puede permitirse el lujo de repetir el mismo yerro histórico. Todos y todas lo lamentaríamos durante siglos. Actuemos ahora antes de que sea demasiado tarde.

Esta es, la última columna publicada en La Jornada.

 

¿Avala AMLO las trapacerías de Delgado?

El discurso más socorrido por los defensores del presidente ilegítimo de Morena, Mario Delgado, es que supuestamente él estaría siguiendo instrucciones de arriba. De acuerdo con estos corifeos del líder partidista egresado del ITAM e impuesto por las encuestas a modo ordenadas por Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, hoy todavía viviríamos en el viejo sistema autoritario del partido de Estado en que literalmente no se mueve una hoja sin que lo supiera el presidente (Augusto Pinochet dixit).

Estas voces subestiman terriblemente la inteligencia y la congruencia de Andrés Manuel López Obrador. Quienes le atribuyen al Presidente de la República la responsabilidad por los errores, las mentiras y las traiciones del presidente del partido, reducen a AMLO al nivel de Delgado y ponen al desnudo su pesimismo con respecto a la posibilidad de consolidar la Cuarta Transformación a largo plazo.

López Obrador es un demócrata convencido que ha declarado en múltiples ocasiones que se acabaron los tiempos del partido de Estado en que el presidente de la República decidía sobre la vida interna del partido gobernante y los gobernadores actuaban como señores feudales. El fundador de Morena también ha reiterado una y otra vez que se debe acabar con el favoritismo, el nepotismo, los conflictos de interés y la falta de legalidad. El Presidente de la República también ha impulsado la tipificación como delitos graves a las violaciones a la normativa electoral, tales como el acarreo, la compra y coacción del voto y la manipulación de los resultados electorales.

Sugerir entonces que López Obrador estaría de acuerdo con el contenido de la convocatoria al tercer Congreso Nacional Ordinario de Morena, que abre las puertas del partido para ser asaltado por grupos corporativos provenientes del PRD y el PRI y que además garantiza la permanencia ilegal de Mario Delgado y de Citlalli Hernández como dirigentes (véase mi análisis en estas mismas páginas: https://www.jornada.com.mx/2022/06/27/opinion/019a1pol ),implica acusar de manera temeraria al fundador de Morena de incumplir su palabra, es decir, de ser un hipócrita.

Pero no, el hipócrita no es López Obrador, sino Mario Delgado. El presidente del Comité Ejecutivo Nacional es el único responsable del derroche de los recursos del partido sin transparencia alguna, de la conducción de los fraudes electorales internos, de permitir la selección como candidatos a familiares de la Comisión Nacional de Elecciones e integrantes de la Comisión Nacional de Encuestas, de pisotear y excluir a los militantes fundadores, de fomentar la ilegal relección de diputados plurinominales, y en general de empoderar a chapulines y corruptos, entre una infinidad de trapacerías.

Quienes creen en la importancia de defender los principios fundacionales de Morena, de no mentir, no robar y no traicionar, deben rechazar de manera tajante las insinuaciones de que López Obrador supuestamente estaría atrás de las peores acciones de la dirigencia actual. Estos ataques velados al Presidente de la República muestran una profunda desconfianza hacia el fundador de nuestro movimiento-partido que simplemente no podemos compartir.

Ahora bien, en el contexto específico de la convocatoria rumbo al Congreso Nacional del partido, una medida urgente sería renovar en su totalidad los miembros de la Comisión Nacional de Elecciones que estará a cargo tanto de determinar las candidaturas como de contar los votos. Esta Comisión debe ser integrada exclusivamente por personajes externos al partido de probada honestidad y reputación reconocida en la cultura, las artes, la ciencia y la vida pública siguiendo el artículo 39 del estatuto.

Sin embargo, hoy esta comisión se encuentra ilegalmente bajo el control directo y personal de los mismos Delgado Carrillo y Hernández Mora, así que simplemente no cuenta con la autonomía necesaria para conducir un proceso apegado a los estándares más básicos de ética, autonomía y legalidad. Resulta evidente que no podemos confiar en un proceso de supuesta renovación partidaria conducida por los mismos responsables por el desastre actual del partido y que además se niegan a renovarse.

Si fracasa Morena, fracasa la Cuarta Transformación, señaló el intelectual y activista español Juan Carlos Monedero durante nuestra entrevista-debate en el marco de la novena Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (CLACSO) transmitida la semana pasada vía Tv UNAM (https://www.youtube.com/watch?v=Y6T_gddWRos).

El ejemplo histórico de los gobiernos progresistas de Sudamérica demuestra claramente que la continuidad del legado de López Obrador después de 2024 dependerá de nuestra capacidad de construir juntos un partido-movimiento sólido y potente desde las bases y cercano al pueblo. No desaprovechemos la oportunidad.

JOHN M. ACKERMAN / Opinión / Ciudad de México / Octubre 10 de 2022.