Una Tenencia “Light”

Por Leonel Serrato
Dieciséis congresistas locales suscribieron hace algunas semanas un documento por el que se determinan a eliminar un impuesto estatal relativamente nuevo, pero que tuvo larga vida como impuesto federal, o sea el Impuesto Sobre Tenencia o Uso de Vehículos.
Durante el gobierno de Marcelo El Inhabilitado Santos nació ese impuesto estatal, porque a nivel federal fue eliminado; el actual gobierno conservó el impuesto a pesar de dar magros ingresos, pero como es enteramente estatal no está acotado por las engorrosas “etiquetas” que luego trae el dinero federal.
Eliminar el impuesto fue propuesta electoral de algunos candidatos del Partido Acción Nacional en la pasada contienda, pero sólo dos de los que la propusieron fueron electos, Rubén Guajardo y Alejandro Lozano, los que por cierto se han mantenido inconmovibles, aunque el segundo le resta seriedad al tema con sus espectaculares, y su activismo en pro de perros y gatos.
Los otros diputados cuando fueron candidatos, ni el resto de los partidos políticos, mencionaron el tema en sus campañas, ni uno solo; pero ahora es un tema harto socorrido y se han montado cómodamente en la cresta de la ola en contra de la tenencia, aunque a la hora buena voten por donde mejor les den a “entender”, ya verá Usted, pero seguramente en 2014 habrá tenencia.
Pero la tenencia no se quedará igual que antes, sino que para que sea aprobada “sin culpa” será ligeramente modificada, así por ejemplo habrá tasa cero para los vehículos cuyo valor sea menor o igual a 150 mil o 200 mil pesos, aún no se ponen de acuerdo, y no la pagarán los vehículos de modelos anteriores a diez años, aunque a todos los usados se les cargará un impuesto por la compraventa o el cambio de propietario, es decir un IVA estatal sólo para vehículos (que por cierto nadie impugna).
Se reducirá la base gravable del impuesto, eso si, pero seguirá habiendo tenencia en San Luis Potosí –y dinero– para solaz de quienes gastan libremente esos recursos.
Creo sinceramente que todos debemos contribuir al gasto público, y que en la medida en que más personas se conviertan en contribuyentes mejor le irá al Estado, pero no depende sólo de nuestro cumplimiento, porque hoy día el primer argumento que tienen los opositores a los impuestos es que el gobierno se gasta el dinero de forma irracional, irresponsable y hasta delictiva; como en efecto existen muchos gastos que son insostenibles, y una ineficiencia gubernamental escandalosa, entonces la posición del Poder Ejecutivo de querer más dinero resulta grotesca.
No nos hagamos bolas, sí debemos pedir menos impuestos, pero más debemos exigir, que se gasten correctamente, que se rindan cuentas y que se estimule a que haya más personas que paguemos contribuciones; aunque parezca mentira el derroche del dinero en celulares, guaruras, camionetas blindadas, sueldos exorbitantes, campañas electorales, publicidad gubernamental y tramitología no es culpa sólo del Ejecutivo, sino también de los diputados y sus partidos que son los que se han convertido en costosísimas tapaderas de la corrupción y la ineficiencia.
Nadie se engañe, son los diputados locales los que autorizan cada año los impuestos, y también los gastos, y además son los obligados a revisar que se hayan cobrado bien y gastado mejor, pero su abulia criminal, su flojera legendaria, su actitud de mantenidos sin oficio ni beneficio los hace responsables del saqueo en los gobiernos.
En teoría el Poder Ejecutivo del Estado no puede ni debe cobrar o gastar un centavo partido por la mitad si no está en una ley expedida por el Congreso, si lo hace será sujeto de revisiones por parte de una entidad del Congreso que se llama Auditoría Superior del Estado, en la que tiene años y felices días enquistado un individuo de apellido Mayorga como Auditor Superior del Estado y sirve exactamente para dos cosas.
La impunidad para los que han saqueado las arcas públicas está garantizada con ese tal Mayorga; bajo su “auditoría” la burla al Pueblo Potosino no tiene precedentes en la historia, y el descaro de los culpables hace que la ciudadanía confunda el evitar darle dinero a los rateros del erario con dejar de captar ingresos para los programas sociales que tanto necesita el pueblo pobre de San Luis Potosí.
No puedo dejar de decir que me parece absolutamente irracional e incomprensible, el que viendo la extrema necesidad de nuestra Hacienda Pública, la burocracia que impera en la Secretaría de Finanzas entorpezca o impida que las personas paguen sus contribuciones.
Es absurdo que sea materialmente imposible pagar impuestos y derechos públicos en San Luis Potosí, hasta parece que no hacen falta, ya no diga en las oficinas recaudadoras, que parecen atendidas por dioses del Olimpo y no por servidores del Pueblo, sino hasta por Internet.
¿Ha visto usted unos ostentosos cajeros automáticos pomposamente llamados “Centros Electrónicos de Trámites y Servicios Gubernamentales” y que en la práctica son aparatos para pagar impuestos (algunos), ciertos derechos (muy pocos), y sacar actas de nacimiento (llenas de errores), pero que la mitad del tiempo no funcionan correctamente, y la otra mitad están descompuestos.
¿A quién le compraría Jesús Conde tales aparatos inservibles? Espero que no haya sido a los mismos a quienes les concesionó la expedición de licencias de conducir, porque aparte de chafas resultaron careros y poco serios.
La Secretaría de Finanzas se ve maniatada por dos decisiones que fueron adoptadas por el funcionario de marras, es decir Jesús Conde: la primera que los servicios bancarios prestados al gobierno no se licitan, vaya ni siquiera se concursan, sino que se contratan con los cuates, sin importar si las instituciones bancarias tienen la presencia física, la capacidad tecnológica y la experiencia en el manejo de haberes gubernamentales; y la segunda, tan grave o más que la anterior, como con las computadoras y los sistemas electrónicos no hay posibilidad de que algo “escurra” o “salpique” en propinas, moches, mordidas, ayuditas para el lonche, o francos sobornos, entonces no se impulsa ese sistema de pagos, sino que se le dinamita… ¡Para Ripley!

Ingenuidades
¿Buen fin? ¡Buen fiasco! Son más serias las promesas de los políticos priistas que ese intento ridículo de emular al “Black Friday”; y así seguirá mientras los comerciantes no se lo tomen en serio.
Leonel Serrato Sánchez
leonelserrato@gmail.com

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