Un Día de Locos

Mayra Díaz-105xPor Mayra Díaz/ de Rosa/ San Luis Potosí, S.L.P.
Suena el despertador con ese estrepitoso sonido donde lo único que desea es que el gallo programado con antelación se quede mudo. Un ratito… quince minutos más. Avienta el ave de corral lejos de la cama y vuelve al encuentro con Morfeo.
De “repronto” percibe una luz intensa y abre el ojo ¡ santo Dios ¡ esos quince se transformaron en una hora y se levanta cual regimiento de soldado a las ordenes del Capitàn. Insofacto, en friega, de inmediato.
Con voz aguardientosa grita desesperadamente ¡ nos quedamos dormidos niños ¡ entre que abre cuartos y jala cobijas “ pa “corretear a los descendientes, decide poner el café a hervir. Se mete presurosa a la ducha y abre el grifo…espera impaciente dos minutos, cinco , ocho y del agua caliente , nada. Intenta agarrar la toalla y ausencia total del recurso. Sale entonces como el todo poderoso la trajo al mundo y corre al patio a maniobrar el diantre de boiler. Entre la carrera, no repara que un pedazo de sandia esta embarrado en su trayecto y allá va a dar con toda su ancha humanidad.
Se levanta como puede y en eso un olor a llanta quemada, humo negro y se acuerda que el bendito café definitivamente ya se recoció. De paso humeo’ su cocina y los vecinos alarmados por posible connato de incendio ya le están tocando el timbre.
Ya a punto de abrir, observa un pequeño detalle técnico. Sí, que anda usted en paños muy muy menores . Así que le grita a los chamacos para que salgan a abrir y resulta que siguen dormidos. Para estos momentos ya está usted con los cabellos de punta pues el reloj no perdona y a escasos minutos, llegaran por la tropa.
Avienta un alarido terrorífico de voy con la chancla y viera que magníficos resultados. En un santiamén niños listos y uniformados. Localiza una bata y por fin explica a los vecinos que es innecesaria la llamada a los bomberos quienes por cierto con torreta prendida ya los tienen afuera de su hogar.
Pide disculpas, agarra su vergüenza y vuelve al interior de su sacrosanta casa.
Entre el ir y venir observa que dejó la puerta abierta. ¿Y el perro? Pregunta obligada ¿ y el perro? Sale corriendo como loca y grita a todo pulmòn… Tobias ¡ Tobias! Y nada por aquí nada por allá. Haga de cuenta que la llorona en pleno apogeo se quedaría corta ante incesante lamento por el fugitivo.
Ya de por si los habitantes cercanos se habían alarmado por la quema del café y agregándole la ausencia del susodicho en cuestión ya se imaginara la escena.
Finalmente niños a medio arreglar y tristeza en pleno, regresa a la casa y encuentra a Tobias en pleno deleite del robo de lonches escondidito atrás de un mueble.
En eso se escucha un claxon y despedida de chilpayates. Corre como loca porque el tiempo apremia. Bañada exprés en cubo de hielo. Prende la luz del cuarto y ¡zaz! foco fundido. Se pinta a medias y ahí va rumbo al trabajo.
A paso veloz llega con último aliento, corazón en la mano y a medio peinar y repara en pequeño detalle técnico. A nada de entrar, detecta que en lugar de flamantes zapatillas, calzó las patas de gallo. Así que nuevamente a regresar por donde vino. A porque eso sí, antes muerta que chancluda.
Finalmente logra salir victoriosa o mejor dicho de entrar para llegar a la oficina. Segundo detalle técnico. Busca en la bolsa, en el cierre, en la chamarra ¿y las llaves? pues de llaves nada.
Afortunadamente la amiga cuenta con la copia y abre. Un momento de calma y se dice, no si ya fueron muchas ¿qué mas puede ocurrir?
En eso un llamado por el altavoz… Maestra, favor de presentarse a la dirección. Se persigna y dícese para sí misma, si misma agárrate porque algo se avecina. Efectivamente y ya para rematar le solicitan la carpeta de un proyecto.
Carpeta que un día antes la había colocado en un lugar visible y que para esos momentos se había tornado invisible. Abre el archivero, revisa y de carpeta ni sus luces. Una buscadita por aquí, una buscadita por allá y el documento brilla por su ausencia.
Roja cual jitomate acude a notificar la desaparición. Un regaño y regresa
a su lugar. En eso llega la compañera… oye ayer me lleve esta carpeta ¿es tuya? ganas contenidas de matar pero la sabia voz interna le dice: calma, calma que no panda el cunico que no cunda el pánico.
Llega la hora de salida y piensa: ya, se acabó la jornada. Nada más puede pasar. En eso pretende cruzar la calle cuando un camión refresquero pasa a toda velocidad y la baña con el agua estancada.
Así que en cuanto pisa un pie adentro de su hogar corre a ponerse el mameluco y a meterse a sus cinco cobijas con la firme intención de no asomarme ni por error. Porque para un mal día ya fue suficiente.
Acorta el resto de las 24 y lo transforma en noche y no sale, no sale y no sale hasta que este funesto martes se acabe.
Un día de locos, de esos que todos tenemos. Afortunadamente no ocurren muy seguido porque como diría mi amiga Tisca : “ Ya empioro y se puso pior”
Si repara con que empieza con el pie izquierdo le aconsejo no levantarse de la cama. Tomarse un merecido día de descanso y dejar que transcurra entre placidas almohadas, un buen par de películas y un letrero a las puertas de su casa que diga. No estoy para nadie, me “jui ”lejos y regreso hasta que pase este día de locos.
Hasta la próxima.
Por cierto Tobias orino el pantalón…

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