JAIME CHALITA ZARUR / Espacio de Reflexión 58 / San Luis Potosí, S.L.P.
Es malo maldecir pero, cuando vemos lo que va sucediendo en nuestro país, no queda algún otro camino que recurrir a este término, cuando nos referimos al poder por el solo poder y al dinero fácil que de él deriva, provocando corrupción e impunidad a quienes lo ostenta en esta dictadura perfecta que, si bien ha habido una alternancia, las costumbres y la ambición por lo ajeno no se termina y, se acaba por hacer lo mismo; abusar de los demás sin importar los ideales o los colores de partido; de todas formas se le pone precio a la vida ajena.
México ha tenido una larga historia en su auto definición; no ha sido posible lograrlo, no hemos querido, pero también, no se le ha dejado a la gente ser más de lo que es.
Aquellos años de lucha por la independencia de nuestra Patria, nuestros héroes nos daban, la esperanza de vivir en una país nuestro, libre, DEMOCRATICO pero, ahora se esfuman; esa independencia que cada año celebramos pero que, solo un día nos acordamos que existe, tal acontecimiento, pues el resto del año, nos entrampamos en la vida de consumo y relajación, así, la vida del ahí se va, nos ahoga para luego querer componer nuestro mundo en un solo día, pero de esa forma, jamás podremos alcanzar el verdadero bien estar. Un país en el que sus ciudadanos son reactivos y lo hacen según convenga en lo personal, nunca llegara a donde de verdad se quiere, sino es a la simulación del ser.
Vinieron los días, después de la Independencia, con ello los años, México en los tiempos pudo llegar a la Reforma de Juárez; se crearon las instituciones y se inició la vida de un país que se presumió de leyes, las cuales se fueron incrementando según fuese la vida social demandando para llegar a una vida civilizada que aún está lejos.
Llegó la Revolución Mexicana y con ello hace explosión en nuestra vida Nacional el desconcierto, causando un millón de muertos, dicen los historiadores que costó el movimiento social más importante de nuestro País.
Era ya el colmo de lo que se había ofendido a todos como pueblo, se quería terminar con el autoritarismo que flagelaba y negaba la libertad. Ha pasado ya el aniversario 104 de nuestra Revolución, lo ha hecho con pena; las calles de las ciudades más importantes y aun, en los pueblos, han sido tomadas por la gente, por el pueblo que ha dejado clara su postura a favor de La Paz y la vida.
43 normalistas han sacudido las conciencias adormecidas de los mexicanos y, como ha ido pasando en los diferentes movimientos sociales que se acrecientan y toman forma y orden, los reclamos van siendo cada vez más altos de tono, la desesperación obliga de plano a luchar en contra de tanto atropello que ha hecho el Estado en contra de su propio pueblo, específicamente en su incumplimiento de dar seguridad a su gente, paz y progreso. No se entiende mínimamente el actuar del gobierno, si no es en favor de las personas.
San Luis Potosí, Estado tan alejado de la justicia social, pero también de la impartición de la misma justicia, como cualquier otro Estado de México que, ha abandonado a su gente para dar paso a la avaricia, a lo insaciable, a lo que inexplicablemente sucede cuando las personas que llegan al poder que nosotros les hemos conferido, se vuelven en contra de nosotros mismos, pero que, en seis o tres años, parten como gente rica a costa de lo ajeno aun, cuando por sistema se niega y aquello que es servicio público se convierte en el arma de represión que pulveriza la protesta de los ciudadanos que denunciamos incapacidad de gobernar.
Desde luego que se ha acentuado el reclamo, pues nuestra realidad, nos atropella y nos enoja, sabedores que no es nuestra culpa y, cuando la inconformidad arrecia en contra de los que se suponen son nuestros servidores públicos, nuestros empleados, la respuestas es la represión, pero también el uso del recurso para inventar culpables de lo que sea, de conductas delictivas para tener perseguidos y capturados, aun cuando inocentes y, sirvan de pretexto y explicación a la sociedad de su trabajo pero, lo cierto es que los que delinquen están libres e impunes.
Negociaciones de expedientes judiciales, encubrimiento de pandillas criminales, fuentes de empleo para amigos, aplicación y ejercicio de la justicia inoperante, selectiva y a modo, encubrimiento, incremento de deuda que en forma unilateral se contrae y pagamos todos, vacíos de poder y venganzas de poderosos, cobro de comisión por obra, arreglo de la ley para aumento de gasto de nómina y más obesa la burocracia que sin servir de mucho, estamos obligados a pagarla, vulnerabilidad de derechos humanos, aumento de feminicidios, fraudes en donde se coluden servidores públicos, manejo de tiempos judiciales a favor de los delincuentes de cuello blanco y de los servidores públicos, vamos una sociedad que ya no aguanta. Esto y mucho más es lo que han hecho de NUESTRO País, quienes, a través de una democracia que se miente y manipula, han administrado nuestra Patria; que vergüenza.
Han salido a las calles miles de seres humanos, en el aniversario de la Revolución Mexicana, han ocupado el lugar del desfile al que estamos acostumbrados para celebrarlo pero, la gente ya no está a gusto con el abuso del poder que es la constante, San Luis Potosí, no se escapa, vivimos en estado de sitio, autoritario. ¿En dónde se perdió el gobierno para todos? y el humanismo de que se presumía o, quizá fue engaño.
La Patria está dolida, son los jóvenes quienes debieran ser los guardianes de esta Nación Mexicana y se han muerto muchos, otros están desaparecidos que, con la esperanza de encontrarlos vivos, luchan sus padres. Que incapacidad en gobierno para dar certeza de en donde y como están estos estudiantes que han movilizado al País pero que, también han puesto a México en los medios mundiales con una gran pena de parte de nosotros, los ciudadanos.
O cambiamos en pro de la rendición de cuantas y transparencia, acabando con la corrupción, pero también, con la convicción a favor del cumplimiento de nuestros deberes o, nos hundimos.
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