La familia, un sistema social

Si hablamos de un sistema, entenderemos que éste estará regido por normas propias, con sus elementos bien definidos y que en su conjunto conforman una unidad.  Así la familia puede asumirse como un sistema, conformado por elementos humanos que forman una unidad que debe ser funcional y que además es abierto, con una historia propia e irrepetible y en constante evolución.

Así la familia está en constante crecimiento, y este se produce por la relación de sus miembros entre sí y con otros sistemas ajenos a ella, dicho crecimiento es activado mediante una cadena sin fin de informaciones y retroalimentaciones que se traduce como, el conjunto de demandas funcionales que indica a los miembros de una familia cómo deben actuar.

Este sistema, referido como familiar, opera a través de pautas transaccionales. Estas transacciones o acuerdos repetidos varias veces, establecen reglas acerca de cómo, cuándo y con quién relacionarse, y son las que apuntalan el sistema.

Y en esta ocasión hablaremos de dos tipos de funciones que mantienen la estructura: la primera que sería las Genéricas: que son las reglas universales que gobiernan la organización familiar: jerarquía de poder, procreación, socialización. Y las Ideosincráticas: éstas implican las expectativas mutuas de los miembros familiares; forma peculiar de relacionarse, mitos, rituales, usos y costumbres.

Otros dos aspectos que debemos considerar son, la protección y crecimiento: (estabilidad y cambio) son como las riendas que maneja un sistema para mantener su equilibrio y evolucionar en el transcurso del tiempo. Es así que cuando un sistema maneje ambas fuerzas, garantizará la vida saludable del mismo y disminuirá el riesgo de que aparezcan disfunciones para entonces erigirse como un sistema funcional.

En ocasiones, los integrantes de una familia se obstinan en repetir acciones que, en el pasado dieron resultado, sin embargo, como ya mencionamos que la repetición ayuda al establecimiento de reglas, en este caso por el factor entorno y crecimiento, no nos es del todo recomendable dicha repetición, pues cuanto más repiten la acción, más disfunción se produce.

El pasado sólo se analiza para detectar interacciones repetitivas (círculo vicioso, recurrencia). A partir de la información obtenida, interesa diseñar interacciones nuevas que modifiquen el presente para cambiar el futuro.

Los rituales y rutinas, así como los usos y costumbres familiares, son buenos para la salud física y mental de las personas, pero no debemos ignorar que, además, estos usos, rutinas, rituales y costumbres, siempre vendrán acompañadas por problemas. Las rutinas son patrones ya establecidos que operan tanto en la acción como en la comunicación. Mientras tanto los rituales son eventos o actos que evocan emociones o que confieren significados a distintos aspectos de la vida.

A pesar de todo el incierto panorama descrito, la familia parece que será capaz de sobrevivir, como lo ha hecho desde los tiempos más antiguos y en las situaciones más adversas porque, aun desempeñando el difícil papel de mediadora entre la sociedad y los individuos, y siendo tan frágil su estructura, está dotada de una cualidad que la historia humana ha mostrado como fundamental: la capacidad de adaptación al cambio de las estructuras sociales o, desde la perspectiva sistémica, y su capacidad de autorregulación.

Tres para ti Doc.

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VICTOR HUGO GARCÍA SANDOVAL / Tercera Fuerza / Zacatecas, Zac. / Noviembre 16 de 2018.

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