¿Cómo te gustaría vivir?

Cuando nos enfocamos en el tiempo pasado y futuro, perdemos la oportunidad de disfrutar nuestro presente, infinidad de veces utilizamos el “si yo hubiera”, y con esto caemos en un juego que nos aleja de la oportunidad de disfrutar las elecciones que hacemos diariamente en nuestras vidas.

Si queremos tomar responsabilidad, podemos aprender a ser tolerantes con las decisiones que hemos elegido en el pasado y tenemos diferentes opciones: apartarnos de la situación que nos incomoda o nos hace infelices, cambiarla, o aceptarla totalmente; para sin excusas y sin negatividad, aceptar las consecuencias y poder mantener nuestro espacio interior despejado.

Para encontrar un estado de gracia, es necesario no ofrecer resistencia, con esto no dependeremos de que las cosas sean de cierto modo, buenas o malas, y cuando las condiciones generales se manifiesten en formas externas, tenderán a mejorar en gran medida.

Las cosas, las personas y las condiciones que nos entregan felicidad en algún momento, se irán, los ciclos de la vida nos llevan a un ir y venir, sin embargo cuando la dependencia desaparece no existe el temor a la pérdida.

Ante la difícil aparición de desastres que se presentan en nuestra vida, nos encontramos con una transmutación alquímica debajo del dolor y el sufrimiento, que nos brinda la oportunidad de encontrar un sentido profundo, que nos lleva a un estado de paz que nos acerca a la felicidad.

Eckhart Tolle en su libro “El poder del ahora” nos habla sobre un mendigo que había estado sentado más de treinta años a la orilla de un camino pidiendo “una monedita” alargando su vieja gorra de béisbol, un día un desconocido que paso por ahí le dijo, no tengo nada que darle y le preguntó, ¿qué es eso en lo que está sentado?, el mendigo le contestó, solo es una caja vieja en la cual me he sentado desde que tengo memoria. ¿Qué tiene dentro? y el mendigo le respondió que no debía haber nada, que nunca la había revisado; el desconocido insistió “échele una ojeada”, el mendigo se las ingenió para abrir la caja, con el asombro, la incredulidad y alborozo, vio que la caja estaba llena de oro.

La mayor parte del sufrimiento humano es innecesario, nuestra mente se encarga de crear los miedos que nos limitan, encargándose de mantenernos oprimidos mientras no es observada.

La verdadera naturaleza de nuestro ser queda oscurecida por el tremendo poder que le entregamos a nuestra mente, ocasionándonos desgracia y en ocasiones decisiones que nublan nuestra vida y nuestra alma.

El secreto de la vida es “morir antes de morir” y descubrir que no hay muerte.

Los Samuráis han sido retratados por el cine como guerreros impresionantemente hábiles, lo eran, pero mucho más que eso, su actitud ante la vida era de quienes querían ser siempre mejores y veían en la espiritualidad el camino para lograrlo; sus frases hablan de una de las culturas y filosofías más importantes de todos los tiempos, lo que hizo especiales a éstos guerreros fueron los principios y valores que los inspiraban.

Cada mañana un guerrero debería comprometerse con la muerte, en la meditación matutina, mírate asesinado de múltiples maneras: atravesado por flechas, baleado, muerto por espadas y lanzas, arrastrado por una ola, calcinado en un incendio, alcanzado por un relámpago, agonizante en un terremoto, en caída libre desde una gran altura o abandonándote a una tristeza abrumadora, un viejo guerrero dijo: “Desde que sales a la puerta estás rodeado por la muerte, desde que dejas tu casa estás rodeado de enemigos”. Este dicho no es sólo una parábola, sino una forma de prepararte para tu destino.

Ciertamente no hay nada más importante en la vida que lo que hacemos en este momento, en el presente. La vida entera de una persona consiste en nada más que un momento que sucede a otro y a otro; una vez que se comprende esto, el guerrero no tiene más de qué preocuparse, pues se da cuenta de que lo único que tiene que hacer es vivir el momento presente con toda la intensidad posible.

La vida es únicamente el vapor que se disipa con el instante, deberíamos pasar la vida haciendo aquello que disfrutamos.

Hace poco más de un mes, mi madre cumplió 80 años, en éste tiempo pudo disfrutar de una vida plena y radiante, hoy en el ocaso de su vida se encontró con la enfermedad de “la demencia senil”, que provoca el deterioro de la memoria y otras capacidades del razonamiento relacionadas con el lenguaje, la percepción o el juicio.

Tanto la Demencia como el Alzheimer, se engloban dentro de las denominadas enfermedades neurológicas, siendo ambas irreversibles y de generativas, lo que implica que las funciones orgánicas dañadas o perdidas del paciente, no puedan regenerarse.

Durante aproximadamente 5 años he tratado de encontrar la forma para que mi madre encuentre la mejor calidad de vida, y al mismo tiempo he observado la pesadilla en la que se puede convertir tu día a día o en la maravillosa paz que puede entregar ésta enfermedad a las personas que la padecen, dependiendo ahora de otras personas para subsistir y descubriendo la vida en las cosas más simples y sencillas.

Esta semana salió con Sarita (un ángel que me ayuda a cuidarla con un enorme cariño y paciencia), a caminar cerca de su departamento y visitó un lugar que le encanta, donde las monjas se hacen de recursos, vendiendo infinidad de objetos; llegó feliz por haber comprado unos caballitos de plástico, un jugador de futbol, una tortuga y un oso pequeño, gastó 6 pesos, los limpiaba y acomodaba con tanta alegría, viéndolos con orgullo como su gran tesoro.

Algunas veces perdemos la vida malgastando nuestro tiempo en cosas que nos lastiman, y ocupando nuestro pensamiento en decisiones que nos consumen y destruyen nuestra capacidad para buscar las mejores oportunidades de regocijo.

Pasamos el tiempo lamentándonos de nuestros problemas, sin darnos cuenta que somos inmensamente agraciados tan sólo por el echo de estar vivos, teniendo la oportunidad de disfrutar los pequeños detalles que dejamos de observar por ocuparnos en la construcción de problemas.

Cuando nos encontramos en el presente, nuestra atención esta completa e intensamente en el “ahora” pudiéndose sentir el “ser”, pero nunca puede ser entendido por la mente.

Deepak Chopra en su libro “El camino a la sabiduría”, describe la vida como una cinta sin fin, corriendo y alcanzando objetivos sin cesar y, sin embargo, seguimos sin saber como volver a casa, al lugar de nuestro interior donde nos sentimos tranquilos, satisfechos y serenos.

Incluso los que estamos bastante satisfechos con nuestra vida continuamos sin aprovechar la riqueza del camino de la sabiduría, pero los diamantes de la paz interior y las esmeraldas de un corazón bondadoso están a nuestro alcance.

Encontremos el equilibrio en las cosas verdaderas e importantes de nuestras vidas, alejémonos de las voces de insuficiencia que nos causan dolor, abrazando con alegría la celebración de vivir, agradecidos con nuestro ser y nuestra alma.

Hasta la próxima

ALFONSO DÍAZ DE LEÓN / Factum / San Luis Potosí, S.L.P. / Noviembre 22 de 2019

Fuentes:

Budismo, desarrollo personal y autoayuda, mente y cuerpo, religión y espiritualidad – Resumen El poder del ahora (Eckhart Tolle) libroresumen.wordpress.com

Diferencias y semejanzas entre Demencia y Alzheimer – Megan Álvarez O’Hanion, 25 de febrero de 2016 – cuidateplus.marca.com

Fragmentos del Hagakure: 15 perlas de sabiduría Samurái para encarar la vida, 7 de abril de 2016 – pijamasurf.com

El camino de la sabiduría – Deepak Chopra – urano.blob.core.windows.net

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