JAIME ALVAREZ MONSIVÁIS / Mitos y Realidades / San Luis Potosí, S.L.P.
Hay 30 mil millones de pesos anuales que justifican que cada día que pasa en San Luis Potosí aparezcan más personajes que sin ningún complejo adviertan que buscarán llegar, a como sea, ser el próximo gobernador del estado potosino.
Entiende ahora estimado lector ¿por qué es tan codiciado el cargo de Gobernador del Estado? Pues sí, aun así de amolado –como dicen que está San Luis Potosí-, la actual administración estatal se embolsa casi 30 mil millones de pesos que vienen en su mayoría de la federación, así como de impuestos locales y de recursos propios.
Nada despreciable la cantidad para estos tiempos de escases financiera que padece el pueblo mexicano. Con 30 mil millones de pesos, que seguramente aumentarán para el ejercicio dos mil quince, bien vale la pena aguantar grillas, desprestigio, intrigas, pleitos familiares, y cuanto vaya saliendo en el camino, total, lo bailado nadie se los quita.
Tomando en cuenta que “según el sapo es la pedrada”, algunos apuntados en la lista de aspirantes van enfilando hacia algo más barato, como una diputación local o federal, pues para llegar al premio mayor de los 30 mil millones de pesos, hacen falta algunas cifras con buen número de ceros que no todos podrán tener para solventar el camino a la residencia oficial de Montañas Rocallosas -pues al palacio del centro ya cualquiera llega-.
Algunos asistentes o colaboradores de los muchos que aspiran a heredar el cargo del Dr. Fernando Toranzo, comentan que a precios actuales, una campaña a gobernador les podría costar alrededor de 300 ó 500 millones de pesos. Cifra que aseguran, se podría disparar a lo doble si se quiere dar una imagen poderosa al electorado. Quién sabe si sea fanfarronada, pero alguno que otro aspirante dice disponer de mucho más que eso para su campaña, pues comparado con lo que se tiene asegurado manejar en seis años, es como un pelo de gato, además de que con el boleto en la mano, sobrarán financieros que abran la chequera en busca de una rebanada del jugoso y rico pastel. Eso es saber hacer negocios.
En todos los partidos políticos su lista de aspirante va creciendo como la desilusión que han causado las reformas aprobadas al gobierno federal, pues ya el mismo Secretario de Hacienda dijo que la gasolina simplemente no bajará de precio ni con la reforma energética ni ahorita ni en 20 años, y eso que su jefe de él y de todo México, ha insistido en lo contrario.
Tan solo en la flamante izquierda potosina se anunció hace unos días la posibilidad de ir en bloque todos los partidos del sector en busca de la ansiada gubernatura, y aunque no se dijo quién sería el ungido, casi todos los conferencistas que asistieron al evento se sienten con el boleto en la mano para encabezar este movimiento aliancista, pues los que no tienen el colmillo retorcido, dicen traer la billetera bien refaccionada.
Tan solo en este bloque hay al menos cuatro personas con posibilidades de quedarse con el nombramiento de candidato de izquierda para contender por la gubernatura, aunque la verdad observadores del panorama político expresan su duda de que la mencionada alianza llegue a cristalizarse, comentan algunos que la idea es magnífica, solo que quienes la promueven no dan muchas esperanzas de que el movimiento madure siquiera, pues representan intereses de proyectos muy personales que cada uno de ellos tratará de imponer al otro causando a la postre la ruptura, dejando en el camino electores que buscaban un cambio en San Luis, y que ante la frustración de no tener una izquierda seria seguirán refugiados en el PRI o en el PAN.
Las primeras dudan para mantener una alianza giran en torno a que los miembros del PRD, Ricardo Gallardo Juárez y Ricardo Gallardo Cardona, tienen control sobre el partido y miles de seguidores que apoyarían una eventual candidatura para uno de ellos, o sea, que serían los que contarían a su manera de pensar con el derecho a ser cualquiera de ellos el abanderado de la alianza.
Por lo que toca a Conciencia Popular, se piensa que su dirigente Oscar Vera también podría tener el derecho a ser la cabeza del movimiento, pero que su inestable carácter provocaría la ruptura del bloque, pues es de mecha corta y como no acostumbra dejarse mandar, terminaría tarde o temprano por mandar a volar a los demás y querer hacer las cosas a su modo.
Y en lo referente al otro promotor de la alianza contra el PRI y el PAN, Eugenio Govea, han surgido algunos recelos por su formación totalmente opuesta, pues no olvidan su origen de ideología derechista, por lo que eso de batear ahora por la izquierda (no con la izquierda), los pone con las baterías en alerta, pues tampoco desconocen que es un hombre con mucho camino recorrido y que tiene contactos tanto en las cúpulas de izquierda como de derecha, por lo que podría quedarse al final con el liderazgo y reducir al equipo a una simple comparsa en su camino a la gubernatura del estado.
O sea que sin declararlo públicamente, lo ven con posibilidades de que sería un candidato idóneo para competirle a cualquiera que le pongan enfrente.
Sin lugar a dudas en los próximos días tendremos más aspirantes que se irán destapando para lo que sea. Algunos tendrán el derecho a buscar la forma de continuar con su carrera política, cosa muy legítima para aquellos que han sabido corresponder a la confianza de los que en cada elección les han dado el voto para llegar hasta donde se encuentran, porque afortunadamente todavía existen algunos políticos trabajadores, pocos pero los hay aunque usted no lo crea. Y obviamente no faltarán los que por todos los medios buscarán la forma de poder llegar al disfrute que con toda seguridad proporciona vivir de los 30 mil millones de pesos anuales, que como caja registradora resuenan ya en sus oídos.
Como ciudadanos no nos queda otra más que desde este momento ir analizando la personalidad de cada aspirante a representarnos en cualquier orden de gobierno, porque después nos llevamos cada sorpresa. Aunque a estas alturas ya ni llorar es bueno.
Hasta la próxima.
Lo felicito, muy bueno. Interesante, objetivo y ameno. Excelente