El futuro del PRI

El segundo tramo del sexenio de López Obrador será más complicado para Morena, ya que las alianzas parlamentarias serán necesarias para poder aprobar el presupuesto, cualquier iniciativa y varios nombramientos. El presidente se ha convertido en rehén de sus aliados – el PT y el PVEM – quienes podrán extraer una interesante ganancia a cambio de su apoyo, mientras que para sus adversarios – PAN-PRI-PRD y MC- representa la posibilidad de ser un verdadero contrapeso.

Esto aún está por verse claro está, ya que hay opositores que sólo quieren seguir en la oposición porque le tienen terror al ejercicio del poder y hay quienes están cerca del poder pero nunca ambicionaron llegar al poder.

En días pasados el presidente ha anunciado tres reformas constitucionales que, según él, faltan para terminar los cimientos de su proyecto de transformación: La primera sería para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) recupere el monopolio de la industria eléctrica del país. La segunda es una reforma que reestructuraría al Instituto Nacional Electoral (INE), bajando el financiamiento público a los partidos y eliminando a los diputados y senadores de representación proporcional.

La tercera consta de integrar a la Guardia Nacional a la estructura administrativa de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Lo “peor” para el presidente es que necesita de alguno de sus adversarios para pasar estas tres reformas constitucionales ya que al no tener la mayoría calificada en el congreso está obligado a negociar y buscar los consensos para conseguirla y ya lanzo el primer “coqueteo” al decir que buscara en el PRI los votos que le hagan falta para reformar la constitución. En ese sentido el PRI tendría que decidir que le conviene más; si quedarse en el bloque opositor o cambiarse a la coalición gobernante.


Lo que pone entre dicho que tan sostenible será esta alianza opositora tanto en el legislativo como rumbo al 2024, hábil como es, el presidente lanzo ese anzuelo y parece ser que la dirigencia nacional del PRI cayo en él.

El presidente estaría ganando desde cualquier perspectiva, ya que si se consuma el llamado PRIMOR, estaría desarmando el bloque opositor de cara a la sucesión presidencial y conseguiría la mayoría calificada que necesita en el legislativo. Y si no, ganaría en la narrativa de que la oposición – conservadora y fifi – se opuso y bloqueo las iniciativas que impiden la consolidación de la 4ta transformación.
El PRI es un partido que nació en el poder, los priistas se sienten cómodos estando en el poder, bajo este argumento muchos priistas – legisladores y actores políticos – estarían dispuestos a negociar para pasarse al bando de Morena, como en su momento ocurrió con tantos cuadros perredistas. El riesgo que corre el PRI es que le pase lo mismo que al PRD que fue después víctima del asalto electoral obradorista a su segmento de votantes. El presidente López Obrador ya desfondo al PRD y ahora va por el PRI. La pregunta es: ¿Se dejaran?


@15HugoGuerrero


HUGO GUERRERO / Matices / San Luis Potosí, S.L.P. / Junio 28 de 2021.