Carta de una madre en proceso

Antes de llegar este Día de la Madre, pensé en todas las cosas que no te he dicho como quisiera, tal vez porque lo obvié o tal vez por tu edad, pensando quizás que no lo entenderías, pero creo que necesito decírtelo: hija mía, eres todo mi querer, mi orgullo y mi misión, eres por quién estaría dispuesta a sacrificar muchas cosas sin siquiera pensarlo, por quién cambio mis planes o redirijo mi camino las veces que sea necesario, por quien estoy dispuesta a dar todo mi tiempo, mi dinero y mi esfuerzo a cambio de verte crecer sana, feliz y con grandes retos en cada etapa, y eres la persona que inexplicablemente me puede hacer reír o llorar aún cuando no estás a mi lado. Te quiero con mi alma, te protejo con lo que tengo a la mano, te pienso todo el día y me asombras cada vez más.

También te pido perdón, porque se que estoy lejos de ser una gran mamá, estoy lejos de mi meta y muchas veces no sé cómo actuar; porque la maternidad y la paternidad son difíciles en todo momento, y en ocasiones asfixia, incomoda, preocupa y genera ansiedad, así con esas palabras, pero también duele, confunde, descubre y reconoce en quien la ejerce cosas que anteriormente jamás creímos que tuviéramos ahí, cosas malas, cosas buenas, cosas raras, sentimientos y pensamientos incontrolables que muchas veces no nos dejan dormir.

Te pido perdón de verdad, por perder la paciencia en ocasiones, por no darme el tiempo necesario de explicarte las cosas, por hacerme de metas profesionales demandantes que a veces me quitan oportunidades contigo, por no entender y pedir que te expliques bien una y otra vez, como si fuera tu problema, como si tú tuvieras la culpa de no pronunciar correctamente las palabras y de tener sueño o estar cansada en momentos no oportunos.

Te pido perdón por gritar, jalar, enojarme, castigarte o confundirte con reglas absurdas, y también te pido perdón por todas las veces que me has escuchado decir que eres una lata. Pero sobre todo te pido perdón por no poder hallar las palabras apropiadas, o el valor necesario, para no desesperarme y encontrar una manera creativa de comunicarme contigo, y por no ser coherente con lo que digo, lo que hago y lo que siento, porque lo que siempre siento aquí, es amor puro amor.

Te pido perdón porque en estos últimos cuatro meses empezamos mal, con una enfermedad que nos obligó a no besarnos, no abrazarnos y sentirme un riesgo para ti y por tanto estar temerosa, nerviosa y estresada, por tener una cuarentena obligada contigo y aveces pedirte que guardarás compostura como si fueras un soldado, porque has sufrido muchos cambios y tan grandes que entiendo ahora como es que a veces no soportas ni que te hable, creciste 7 centímetros, dejaste el pañal, aprendiste toda una gama de colores que antes se resumían a rojo, azul y verde, dejaste muchos zapatos y ropa, estás aprendiendo a nadar y memorizaste las vocales, y todo eso, es mucho más que lo que yo he logrado en este tiempo, son grandes pasos y una gran etapa que yo debo disfrutar y tratar de aliviar y entender. A tus 31 meses, te admiro más que los que he admirado a alguien en mis 35 años.

Eres una pequeña brillante, literal, como la estrellita que cantas, una niña con ángel y una sonrisa para todos los que conoce, eres ejemplo de perseverancia y alegría, de gran inteligencia y muy observadora y estoy segura que cuando leas esta carta, me perdonarás, te reirás de mí y pensarás , y porque mamá era tan dura consigo misma? Pero cuando seas mamá si es que algún día lo eres, volverás a leer esta carta y sabrás con exactitud que justo eso es lo que te pasa.

Gracias por hacerme tu mamá, y por siempre llevarme de la mano incondicionalmente, sin rencores y sin límites.

Te quiero mi Frida (del germánico frithu y reiks) y de significado princesa de paz, mi paz.

Dedicado a todas las mujeres que Maternamos.

@roxaniutz

ROXANA EUNICE OLVERA ROSILLO / Cara o cruz / 12 de mayo de 2021.