Amar más allá del basta

A veces se toca los ribetes quebrados del alma
y volvemos a ser niños y contemplamos como que hubieran sido otros los que fueron partícipes de nuestros juegos. Las manos hermanas cosiendo vestidos para una muñecas que supieron en su momento anticipar desde las sombras, lo que un día sería, biberón en mano de ya mamaderas no mágicas.

Las hormigas a las que les hicimos casas para luego verlas morir ahogadas con un placer no exento de inocencia…nuestra hamaca.

Y se siente un crujir en el pecho trampolín de la nostalgia.

Jazmines y duraznos que llenaron de aroma nuestros pequeños cuerpos, ya ausentes todos, porque el tiempo traga y no devuelve.

Luego el vientre amado y compañero, ver crecer nuestros frutos con ojos asombrados.
Llegar al momento innombrable.

Permanecer desde la palabra, aprender que hay música que respira desde el agua.

Saber que todo no es en vano, aunque la vanidad es cosa diaria y estamos dentro de un espejismo que no salva.

Amar más allá del basta. Amar más allá del basta.

Silvia Martínez Coronel