Miedo en la pandemia

Las culpas pueden ser el camino más fácil, para echarlas a los demás y así, ir por el fracaso que además, siempre es huérfano y por ello hasta blasfemias, no se hacen esperar. El fracaso nos llega cuando dejamos de insistir y persistir, para dar paso al desistimiento, a la pérdida de disciplina, pero además, en desanimarse después de cometer un error, una más grande es el no tratar de hacer mejor las cosas en las que hemos fallad, para después volver a caer.

En nuestro estado, aún estamos a tiempo, tenemos que ser corresponsables. Hemos perdido, en esta pandemia el ánimo de la conciencia social, que ayuda a todos.

La semana que termino se agudizó el tema de salud, pero igualmente el asunto referente de nuestra economía nacional. No sólo es un drama para los mexicanos, también lo es para casi todo el mundo. Los peligros de enfermarse o, de perder la vida, igualmente los negocios cerrados y mucha gente en la calle, nos amenaza a todos. Se convierte en un caldo de cultivo para que crezca la violencia también el ataque a todo lo que se mueva. Así el tiempo que tardaremos en recuperarnos, se prolongará más y más, con los peligros consecuentes.

Los ejemplos, por ahora, de personas en las calles tratando, literalmente de sobrevivir, cambiando servicios o, bienes por comida, nos habla de la desesperación que se sufre por todos, quienes en la insensibilidad de otros, por convertirse en agentes de contagio, han perdido la salud y sus formas honestas de ganarse el pan de cada día. Desafortunadamente los seres humanos no entendemos mientras no nos toca la desgracia.

La solidaridad, la subsidiaridad y el humanismo, han quedado en el olvido, hasta que somos víctimas de cualquier cosa, entonces nos volvemos activistas si, cuando por desventura, nos ha pasado una tragedia cercana.

Las situaciones que se viven en diversos lugares del planeta tierra son muy complicadas que puede tensar la relación social, cuando la desesperación aparece y el descontrol de los instintos natos del ser humano, pueden hacer víctimas unas, de otras personas. Es decir, el ser humano se convierte en depredador del ser humano. Comentado múltiples veces en este espacios. ¿Estaremos condenados al auto exterminio?

No se entiende o, cuando menos no se ha entendido en muchos frentes sociales, pero también del sector público, que este problemática que vivimos, no podrá ser resuelto unilateralmente. Imposible creer que la soledad del gobierno o, la del sector privado, igualmente el sector social y los trabajadores, por separado pudieran, tan siquiera un poco, salir adelante sin los demás en forma de equilibrios.

No se trata de populismo, tampoco de intereses electoreros o, de ver quien se queda con la mejor tajada de beneficios. Se trata de la preservación de las personas en su integridad total. En esta contingencia, no ha querido ser corresponsable el Gobierno Federal, si no es a su manera. Así y por ello, tendríamos que proteger en primer lugar, el sustento, el sueldo de quienes trabajan para manutención de sus familias.

Si realmente queremos que en esta pandemia no nos polaricemos más, tendríamos que estar asegurando el ingreso de las familias, y para ello se han postulado diferentes propuestas que de verdad son buenas pues enfrentamos una realidad que no conocíamos y nos tiene aún, en la incertidumbre.

No debemos caer en el tema de cuál es mejor; me parece que todas las formas en mayor o menor escala, ayudan en diferente manera, el caso importante en forma superlativa, es el asegurar que los alimentos no falten en la mesa, para que, el ser humano se trate así: como humanos.

#quedateencasa

@jaimechalita

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