Con el precio del petróleo mexicano por lo suelos, después de varias maniobras truculentas por parte de Arabia Saudita contra nuestro país, se demuestra la falta de capacidad de la Secretaria de Energía del gobierno federal, Rocío Nahle, quien se aferró a que México no recortara su producción petrolera como el resto de los países productores, que ahora Arabia Saudita está haciendo que Petróleos Mexicanos, se ahogue en su propio crudo, además, que la base económica y el sustento principal de ingresos para el gobierno mexicano, es precisamente la venta de la producción de esta paraestatal.
El Presidente López Obrador está en contra de las nuevas energías limpias y desde que era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, recordemos su afán de construir un segundo piso al Periférico con lo que la contaminación y el usos de vehículos en este tramo y vías como Paseo de la Reforma, aumentó más de un 34%, según datos de la Subsecretaría de Planeación de la Secretaría de Movilidad del Gobierno Capitalino. Es importante también, recordar que hace unas semanas, denunció actos de corrupción y daños al ambiente, en el sistema eólico de la Rumorosa, en el Estado de Baja California. Siendo que, la energía eólica es limpia y no emite contaminantes que puedan ser perjudiciales al ambiente.
Apostar como prioridad a la construcción de una refinería, en pleno siglo XXI, es una idea arcaica y poco redituable para nuestro país. Dos Bocas en Tabasco, tierra natal de López Obrador, podrá traer más problemas que beneficios a los mexicanos. Diversas voces, que son referentes en materia económica a nivel mundial, como es el caso de BBVA, han señalado que el gobierno mexicano debe contemplar la cancelación de la refinería de Dos Bocas y reasignar los recursos al sector salud que está a unos pocos días de entrar en una verdadera crisis por la falta de recursos humanos, materiales y económicos para hacerle frente al Covid-19.
En materia de producción de las gasolinas y productos derivados del petróleo, que Pemex distribuye, BBVA manifiesta que, incrementar la producción de gasolinas no parece ser una política sensata, ya que no solamente desplazaría la importación de combustibles más eficientemente producidos, sino que además, se correría el riesgo de que ocurriera un significativo aumento en los niveles de inventarios de productos con los costos adicionales de almacenamiento que ello implicaría, siendo directamente absorbido lo anterior, por el bolsillo de todos nosotros, los mexicanos. Pagar un capricho y una necedad, que es obsoleta e inviable.
Lo mejor para el ambiente, la economía y la salud pública, es apostar por energías limpias y nuevas formas de obtenerlas. Debemos mantener limpia la casa común, no ser un factor de riesgo para el ecosistema. Grandes cantidades de selva, se estarán perdiendo en el sureste mexicano con la construcción de la refinería en Tabasco y el tren maya en la península de Yucatán, proyectos que a mi parecer, parecen del siglo pasado, cuando el petróleo dominaba la economía mundial.
@ppjonguitud
JOSE MANUEL JONGUITUD FLORES / Claroscuro / San Luis Potosí, S.L.P. / Abril 23 de 2020.
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