La importancia de valorar a los perros

El pasado 4 de octubre la comunidad católica celebró el Día de San Francisco de Asís, el Santo recordado por rechazar la riqueza y por demostrar la virtud de valorar a los animales, al grado de amarlos y cuidarlos como si también fueran personas. La fiesta en honor a este Santo ameritó que todavía en algunos templos en esta fecha bendijeran perros, gatos, pájaros y demás animales de compañía; ante ello la reflexión es la siguiente: ¿qué tanto la gente es capaz de llevar a cabo lo propio en favor de las mascotas, para que vivan en un ambiente adecuado, libre de violencia y con las atenciones que ahora la Ley Estatal de Protección a los Animales refiere?

Seguro que la respuesta a la pregunta planteada tal vez sea pueda ser favorable, pero acorde lo que se sabe, el maltrato animal en muchas ocasiones es más que evidente, y para citar hechos en los que se carece de virtudes humanas basta ejemplificar que en el presente mes de octubre es frecuente que personas sin escrúpulos que acuden a refugios de mascotas, con el supuesto fin de adoptar animales como perros y gatos, sobre todo de color negro, bajo el argumento de otorgarles cuidados, pero que en realidad los sacrifican al realizar rituales esotéricos.

La gente que atenta contra la integridad de perros, gatos y otros animales, debe saber y estar consciente de que en el Estado de San Luis Potosí las sanciones derivadas por perpetrar tales actos cada vez son más estrictas, porque la misma sociedad ha presionado para que las leyes aboguen más por estos seres vivos; aunado a ello ahora las redes sociales e internet constituyen un medio que provee las facilidades para denunciar a quien incurra en un hecho de esta índole o pretenda hacerles daño, porque quien lo haga y sea descubierto, aparte de la ley, también enfrentará el repudio de los cibernautas.

El Código Penal del Estado de San Luis Potosí, dado que carecía de sanciones graduales para quien maltrate a los animales, en el año 2017 fue reformado de tal manera que ahora,   en el artículo 317, fracción III, en materia de maltrato a los animales domésticos establece lo siguiente: “cuando el maltrato produzca la muerte, se impondrá pena de uno a dos años de prisión, y sanción pecuniaria de doscientos a cuatrocientos días del valor de la Unidad de Medida y Actualización vigente; e inhabilitación hasta por tres años para el ejercicio de la profesión, oficio o comercio, cuando quien lo cometió se dedique al cuidado de animales”.

La sociedad en general debe tener plena conciencia de que los perros requieren cuidados como: vacunas, desparasitación, limpieza, protección ante el frío o insolación, comida adecuada (distinta a la dieta de las personas), así como tiempo de convivencia y recreación, sin olvidar el aseo periódico que prevenga posibles padecimientos de pulgas y/o garrapatas. Por lo ya expuesto no se trata de obsequiar animales a manera de regalo; decepcionante es que las personas los adquieran como un juguete y al paso del tiempo, cuando dicho animal crece y empieza a hacer “travesuras”, a causa de que no fue adiestrado por los mismos dueños, lo abandonen a su suerte dejándolo en situación de calle.

Un hecho común que ocurre entre las personas que crían perros es el cuestionamiento de la gente con respecto a qué raza son, como si en el grupo animal solo los perros que se comercializan o poseen determinado linaje tuvieran sentimientos; como si los perros sin pedigrí no fueran capaces de brindar afecto, fidelidad y compañía. Esta pregunta tal vez pueda interpretarse como un indicador de cierto grado de clasismo intrínseco, mismo que prevalece en una sociedad mercantilista y excluyente.

Tener un perro como mascota es una experiencia maravillosa, que denota que todavía existe nobleza en el ser humano, porque los perros son guías, ayudan a la policía y representan compañía, auxilian a combatir el estrés y protegen los hogares de quienes tienen intenciones de robar; no en balde hay personas que aprecian más a las mascotas que a determinada gente, al grado de externar expresiones como: “entre más conozco a los hombres más quiero a mi perro” o “el perro es el mejor amigo del hombre”, entre otras.

Ojalá que paulatinamente haya más conciencia con relación a las mascotas; reconfortante sería que los gobernantes aprueben más y mejores políticas públicas en favor de estos seres vivos, carentes de voz pero que a su manera saben ayudar, compartir información y expresar sentimientos. Tal vez a futuro demostremos mayor empatía con respecto a las necesidades de las mascotas. Favorecedor sería el hecho que esta y las nuevas generaciones posean mayor conciencia con relación a las formas útiles para frenar las atrocidades que se cometen en contra de estos ángeles de cuatro patas, que lo único que piden es un hogar que les brinde cuidado, atención y amor.

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JOSÉ MANUEL MELCHOR MORENO / Fisuras / Villa de Reyes, S.L.P. / Octubre 7 de 2019.

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