De ideas

Me importa muy poco Andrés Manuel como persona, pero no me puede ser ajeno el país que se ve afectado por él y sus insuficiencias o trastornos de personalidad. En cuanto a su ideología hay quienes lo llaman socialista o “comunista”, aunque lo primero sería un inmerecido ensalzamiento y lo segundo ya ni viene al caso en estos tiempos y lugares.

Populista sería una denominación más apropiada, en el entendido de que puede haber populismos de izquierda y de derecha. Más que marxismo, oigan, AMLO ha mostrado tendencias estatistas y dirigistas en lo económico con un evidente populismo en lo social.

De ninguna manera deberíamos calificarlo de ‘progresista’ ni en lo económico ni en lo social, pues sus decisiones no conducen a una modernización estructural que vaya a beneficiar a los más pobres a través de la creación de empleos productivos. Se le aplicaría mejor el concepto de reaccionario en contra de las reformas estructurales, o regresivo que busca volver a un antepasado de ‘nacionalismo revolucionario’.

Una división muy básica es entre conservador y liberal, digamos. Al presidente le gusta usarla y se ha declarado “liberal” por su admiración a Juárez y su repudio al conservadurismo en sus reiteradas anécdotas históricas, pero en economía o religión no acredita nada de liberal ya que se revela como conservador (arcaico) o ‘retrógrada’ (retardatario) en múltiples facetas de la vida.

Más que pensamientos proactivos que se anticipen al cambio, mucho de ello me parece anti-algo (modernidad, economía, productividad, innovación, autonomía, empresas), aunque la curva de aprendizaje del presidente lo fuerza a aceptar una intensa globalidad que incluye flujos privados. Los fanatismos y dogmatismos podrán seguir vivos o, al dar ya vergüenza, se habrán tenido que moderar.

Miren, hay ideas que no llegan a ser ideologías y se quedan en ocurrencias bastante absurdas. Tal es el caso de que “es mejor heredar a los hijos pobreza que deshonra”, la cual ha repetido en varias ocasiones. Así, según AMLO, los pobres son dignos y honrados, pero al dejar de serlo se vuelven ricos y hasta corruptos… en una mística de ignorancia que va en contra de los esfuerzos de superación individual o los beneficios de la inversión productiva.

Vienen a ser, pues, ejemplos de una anti-Economía tan lamentable como inaceptable. En las cancelaciones del NAIM y las estancias infantiles se aprecian más elementos de pragmatismo que de ideologías obtusas, más de resentimientos sociales que de objetivos válidos y precisos, más de intereses corruptos o partidistas que de mejores servicios o perspectivas.

El cambio tiene sentido y recibe mucho apoyo. Pero, ojo, debe ser hacia adelante.

En fin, más que una cuestión de “moral” o de ideología, los esfuerzos eficaces contra la corrupción resultan de especial interés económico y social en beneficio de todos.

* ESTE PÁRRAFO DE MI columna anterior provocó más reacciones que las habituales: “Aun con sus tonterías, el presidente López Obrador no es tan tonto como algunos suponen. Además, tiene una misión de cambio y va contra la corrupción con gran apoyo popular”. Dos amigos lo tomaron muy bien e incluso lo consideraron un indicador de que podría enmendar mis acostumbrados análisis críticos.

Pero, bueno, un mayor número de lectores expresaron discrepancias al insistir que soy demasiado generoso con el mandatario, pues (1) aunque sea astuto sí resulta sumamente tonto (su extrema pendejez es terminal, me aseguran), y (2) sus posiciones en contra de la corrupción son más de dientes para fuera y las usa como eslogan político (no la combate, dicen, sino que la alienta entre los suyos en cada decisión).

Igual, se podría tratar de una aversión más ideológica en la que se tiende a descalificar a rajatabla y de manera recíproca. Estimo que no puede ser tan tonto quien llegó a presidente de un gran país, a la vez que acumula tanto poder y un apoyo tan amplio. Tampoco es tan honesto como dice ser, aunque a diferencia de sus antecesores se define con fervor en contra de un saqueo sistemático e intenta predicar con su ejemplo austero.

* NUESTRO GRAN LÍDER MAO Tse-Obrador se podría ver reflejado en el espejo histórico de su antecesor Tse-Tung, lo cual derivo aquí de textos que incluyen estos elementos: Mao pensaba que gobernar “no tenía mucha ciencia” y que los expertos con su gradualismo estorbaban el progreso… Así, había que transformar la realidad en lugar de analizarla, con el agresivo esfuerzo del ‘Gran salto hacia delante’ en el que murieron 45 millones en 4 años.

Guardando proporciones, el gran líder chino (1893-1976) cometió graves errores con sus planes y decisiones como aquella de exterminar a los gorriones porque se comían parte de los cultivos, pero también comían langostas y con la extinción del gorrión las plagas de langosta arrasaron los cultivos y produjeron una hambruna espantosa. ¡Nada más!
La enseñanza acá con Andrés Manuel Tse-Tung sería que las ocurrencias de los mesiánicos son potencialmente devastadoras, ya que el camino del progreso suele ser lento y arduo. Se dice que “los demagogos con prisa ofrecen un atajo hacia su utopía y terminan provocando un desastre”. Aunque en el caso de AMLO vemos más los historiales de Perón, Chávez o Maduro, Mao igual tuvo su ‘Libro Rojo’ (como Cartilla Moral acá) y su ‘Revolución Cultural’ (para destruir lo anterior).

* EL FEMINISMO EN MÉXICO tiene que crecer, avanzar y triunfar, aunque hoy pueda verse contaminado por anarquistas o por las llamadas “feminazis”, lo cual es una lástima porque las causas de equidad y defensa de género merecen una alta prioridad en nuestra sociedad. Son muy claros y pertinentes los derechos de las mujeres, pero aun con avances legales estos requerimientos están aún lejos de ser solventados.

Los brotes asociados de violencia y vandalismo en la CdMx han creado falsos dilemas y han distraído la atención de los reclamos fundamentales de las mujeres mexicanas en contra de los delitos de violación y feminicidio. Con todo, se deben destacar las exigencias contra el machismo y la cobardía de algunos hombres (no los hombres en general).

Si se dejan de lado ciertas formas conflictivas y diversos temas de menor prioridad o con una desfavorable relación costo-beneficio (el lenguaje incluyente de “ellos y ellas” u otras cuestiones simbólicas), tal vez sea posible avanzar mejor con el acompañamiento firme y comprometido de muchos hombres que apoyamos a las mujeres en lo más grave y relevante.

cpgeneral@gmail.com

Me importa muy poco Andrés Manuel como persona, pero no me puede ser ajeno el país que se ve afectado por él y sus insuficiencias o trastornos de personalidad. En cuanto a su ideología hay quienes lo llaman socialista o “comunista”, aunque lo primero sería un inmerecido ensalzamiento y lo segundo ya ni viene al caso en estos tiempos y lugares.

Populista sería una denominación más apropiada, en el entendido de que puede haber populismos de izquierda y de derecha. Más que marxismo, oigan, AMLO ha mostrado tendencias estatistas y dirigistas en lo económico con un evidente populismo en lo social.

De ninguna manera deberíamos calificarlo de ‘progresista’ ni en lo económico ni en lo social, pues sus decisiones no conducen a una modernización estructural que vaya a beneficiar a los más pobres a través de la creación de empleos productivos. Se le aplicaría mejor el concepto de reaccionario en contra de las reformas estructurales, o regresivo que busca volver a un antepasado de ‘nacionalismo revolucionario’.

Una división muy básica es entre conservador y liberal, digamos. Al presidente le gusta usarla y se ha declarado “liberal” por su admiración a Juárez y su repudio al conservadurismo en sus reiteradas anécdotas históricas, pero en economía o religión no acredita nada de liberal ya que se revela como conservador (arcaico) o ‘retrógrada’ (retardatario) en múltiples facetas de la vida.

Más que pensamientos proactivos que se anticipen al cambio, mucho de ello me parece anti-algo (modernidad, economía, productividad, innovación, autonomía, empresas), aunque la curva de aprendizaje del presidente lo fuerza a aceptar una intensa globalidad que incluye flujos privados. Los fanatismos y dogmatismos podrán seguir vivos o, al dar ya vergüenza, se habrán tenido que moderar.

Miren, hay ideas que no llegan a ser ideologías y se quedan en ocurrencias bastante absurdas. Tal es el caso de que “es mejor heredar a los hijos pobreza que deshonra”, la cual ha repetido en varias ocasiones. Así, según AMLO, los pobres son dignos y honrados, pero al dejar de serlo se vuelven ricos y hasta corruptos… en una mística de ignorancia que va en contra de los esfuerzos de superación individual o los beneficios de la inversión productiva.

Vienen a ser, pues, ejemplos de una anti-Economía tan lamentable como inaceptable. En las cancelaciones del NAIM y las estancias infantiles se aprecian más elementos de pragmatismo que de ideologías obtusas, más de resentimientos sociales que de objetivos válidos y precisos, más de intereses corruptos o partidistas que de mejores servicios o perspectivas. El cambio tiene sentido y recibe mucho apoyo. Pero, ojo, debe ser hacia adelante.

En fin, más que una cuestión de “moral” o de ideología, los esfuerzos eficaces contra la corrupción resultan de especial interés económico y social en beneficio de todos.
* ESTE PÁRRAFO DE MI columna anterior provocó más reacciones que las habituales: “Aun con sus tonterías, el presidente López Obrador no es tan tonto como algunos suponen. Además, tiene una misión de cambio y va contra la corrupción con gran apoyo popular”. Dos amigos lo tomaron muy bien e incluso lo consideraron un indicador de que podría enmendar mis acostumbrados análisis críticos.

Pero, bueno, un mayor número de lectores expresaron discrepancias al insistir que soy demasiado generoso con el mandatario, pues (1) aunque sea astuto sí resulta sumamente tonto (su extrema pendejez es terminal, me aseguran), y (2) sus posiciones en contra de la corrupción son más de dientes para fuera y las usa como eslogan político (no la combate, dicen, sino que la alienta entre los suyos en cada decisión).

Igual, se podría tratar de una aversión más ideológica en la que se tiende a descalificar a rajatabla y de manera recíproca. Estimo que no puede ser tan tonto quien llegó a presidente de un gran país, a la vez que acumula tanto poder y un apoyo tan amplio. Tampoco es tan honesto como dice ser, aunque a diferencia de sus antecesores se define con fervor en contra de un saqueo sistemático e intenta predicar con su ejemplo austero.

* NUESTRO GRAN LÍDER MAO Tse-Obrador se podría ver reflejado en el espejo histórico de su antecesor Tse-Tung, lo cual derivo aquí de textos que incluyen estos elementos: Mao pensaba que gobernar “no tenía mucha ciencia” y que los expertos con su gradualismo estorbaban el progreso… Así, había que transformar la realidad en lugar de analizarla, con el agresivo esfuerzo del ‘Gran salto hacia delante’ en el que murieron 45 millones en 4 años.

Guardando proporciones, el gran líder chino (1893-1976) cometió graves errores con sus planes y decisiones como aquella de exterminar a los gorriones porque se comían parte de los cultivos, pero también comían langostas y con la extinción del gorrión las plagas de langosta arrasaron los cultivos y produjeron una hambruna espantosa. ¡Nada más!

La enseñanza acá con Andrés Manuel Tse-Tung sería que las ocurrencias de los mesiánicos son potencialmente devastadoras, ya que el camino del progreso suele ser lento y arduo. Se dice que “los demagogos con prisa ofrecen un atajo hacia su utopía y terminan provocando un desastre”. Aunque en el caso de AMLO vemos más los historiales de Perón, Chávez o Maduro, Mao igual tuvo su ‘Libro Rojo’ (como Cartilla Moral acá) y su ‘Revolución Cultural’ (para destruir lo anterior).

* EL FEMINISMO EN MÉXICO tiene que crecer, avanzar y triunfar, aunque hoy pueda verse contaminado por anarquistas o por las llamadas “feminazis”, lo cual es una lástima porque las causas de equidad y defensa de género merecen una alta prioridad en nuestra sociedad. Son muy claros y pertinentes los derechos de las mujeres, pero aun con avances legales estos requerimientos están aún lejos de ser solventados.

Los brotes asociados de violencia y vandalismo en la CdMx han creado falsos dilemas y han distraído la atención de los reclamos fundamentales de las mujeres mexicanas en contra de los delitos de violación y feminicidio. Con todo, se deben destacar las exigencias contra el machismo y la cobardía de algunos hombres (no los hombres en general).

Si se dejan de lado ciertas formas conflictivas y diversos temas de menor prioridad o con una desfavorable relación costo-beneficio (el lenguaje incluyente de “ellos y ellas” u otras cuestiones simbólicas), tal vez sea posible avanzar mejor con el acompañamiento firme y comprometido de muchos hombres que apoyamos a las mujeres en lo más grave y relevante.

cpgeneral@gmail.com

@cpgarcieral

Be the first to comment

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.