Andrés Manuel, presidente fuerte y popular

El pasado 10 de abril cumplió 100 días gobernando. Las primeras acciones que ha realizado son aplaudidas por una mayoría de ciudadanos que ven con buenos ojos lo que está haciendo como presidente. Así lo reportan diversas encuestas que le otorgan una aprobación cercana al 80%. AMLO es un presidente fuerte y popular que está viviendo una luna de miel con sus gobernados. Da la impresión de que con su arribo al poder ha renacido La Presidencia Imperial.

Pero no todos lo aprueban. Hay una tenaz oposición de algunos partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, empresarios, intelectuales y medios de comunicación. Aunque en este momento son minoría.

En este corto periodo como presidente López Obrador ha mostrado cuál será su estilo personal de gobernar. Es un presidente hiperactivo, incansable, que comunica bien con las masas, que le gusta concentrar el poder y el micrófono, que se sublima actuando como redentor de los pobres, intolerante a la crítica y que ha hecho del combate a la corrupción y la práctica de la austeridad los dos ejes rectores para legitimar su gobierno.

Su estrategia política es romper con el pasado que representan los gobiernos priistas y panistas a los que denigra cada que puede haciéndolos aparecer como símbolos del mal. Ellos son los villanos. Los responsables de tanta corrupción, impunidad, injusticia, marginación y descomposición de la seguridad pública.

Frente a este obscuro pasado López Obrador se asume como el partero de la historia que ayudará al nacimiento de un nuevo régimen.

Para ofrecer pruebas de que el cambio ha llegado destruyó importantes símbolos asociados al abuso y ostentación que distinguía al antiguo régimen. Clausuró Los Pinos como residencia oficial, viaja en vuelos comerciales, decretó la desaparición del Estado Mayor Presidencial, disminuyó los sueldos de la alta burocracia, se traslada en su Jetta y puso a la venta el avión presidencial.

Adicionalmente y usando como pretexto la existencia de presuntos actos de corrupción canceló la construcción del que sería el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco. Esta decisión generó incertidumbre y desconfianza entre los inversionistas.

Otro rasgo del gobierno de López Obrador es el énfasis que ha puesto en socorrer a los grupos sociales más desprotegidos a través de apoyos directos con dinero en efectivo. Adultos mayores, jóvenes, madres solteras, pequeños productores del campo, personas con alguna discapacidad y población indígena se verán beneficiados con 300 mil millones de pesos a través de diversos programas gubernamentales. Esta política social ha sido muy criticada por considerarla asistencialista y electorera ya que se tiene la certeza de que López Obrador está usando el dinero del gobierno para construir clientelas políticas pensando en futuras elecciones.

En contraste el presidente entorpece la entrega de apoyos a las guarderías infantiles y a los refugios que brindan atención a mujeres víctimas de violencia.

Otra decisión estruendosa fue la cancelación de la llamada Reforma Educativa. Esta disposición le aseguró el apoyo de los maestros al suspender la evaluación de los docentes; adicionalmente decretó la desaparición del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE).

Un componente adicional que ha contribuido al éxito inicial del presidente es el control abrumador que tiene del Congreso de la Unión (Cámara de diputados y senadores). Hasta ahora los diputados y senadores de Morena y sus aliados han podido dictaminar con éxito las iniciativas de ley que ha enviado el titular del Ejecutivo. Casi por unanimidad le aprobaron la creación de la Guardia Nacional y avalaron las reformas constitucionales en materia de extinción de dominio y prisión preventiva de oficio.

En este recuento parcial de los primeros 100 días de gobierno hay que reconocer la efectividad de su estrategia de comunicación política que consiste en ofrecer conferencias de prensa a primera hora de la mañana. Las famosas “Mañaneras del Presidente” han logrado fijar la agenda diaria a los medios de comunicación. Aunque también han servido como tribuna para descalificar a sus críticos a los que en muchas ocasiones ha maltratado y deshonrado de manera cruel.

Conclusiones: Se consolida el híper presidencialismo, renace la Presidencia Imperial y el populismo. Estamos de regreso al país de un solo hombre. Se están desvaneciendo los contrapesos que deberían acotar la concentración de facultades en un solo poder del Estado.

ÁNGEL CASTILLO TORRES / Panóptico / San Luis Potosí, S.L.P. / Marzo 17 de 2019.

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