El patrimonio arquitectónico y material precioso de la iglesia católica potosina se mantiene en riesgo y preocupa a la institución ante los ataques de odio que se han puesto de manifiesto durante los últimos meses con el robo de piezas como un cáliz y pintas sobre las fachadas de los inmuebles, además de la falta de equipos de seguridad en los templos que pone en riesgo el arte sacro.
De estos eventos se sabe del uso de balas usadas en simuladores de ataque que desprenden pintura al momento del impacto, como ya sucedió sobre la Catedral Metropolitana, así como grafiti sobre la iglesia del barrio de San Miguelito y la Basílica de Guadalupe.
El vocero del arzobispado Juan Jesús Priego Rivera, dice que no tienen cuantificado el daño por estos ataques o bien por los requerimientos que los templos presentan para su mantenimiento y conservación, lo que implica un problema debido a que el retiro y la restauración de estos materiales deben hacerse con absoluto cuidado y atendiendo en algunos casos a las normas que establece el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Reconoce el sacerdote que muchos de los templos aun mantienen piezas de gran valor como pinturas o estatuas, así como cáliz que deben ser cubiertos por materiales preciosos, de ahí que el riesgo de robo a los templos es una constante que obliga a la iglesia a tratar de mantener urgentemente un acercamiento con las fuerzas de seguridad para ver la posibilidad de que se diseñen mecanismos que garanticen el resguardo de los inmuebles.
A su vez la dirección de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura refiere que no existe un estimado del monto de afectación causado al patrimonio de los inmuebles religiosos, sin embargo son muchos los espacios requieren del rescate y de la intervención de las autoridades especializadas para dar un adecuado mantenimiento o restauración de las piezas, dijo su titular Jesús Villar Rubio.
Asegura que para ejecutar el mantenimiento y conservación de los bienes religiosos, implica disponer de cantidades millonarias, así que en la mayoría de los casos queda bajo la iniciativa de los propios sacerdotes el allegarse de recursos para tratar de iniciar un trabajo de recuperación.
Casos como un cuadro de la Última Cena en el municipio de Charcas, ya fue solicitado para ser considerado dentro del Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (FOREMOBA), sin embargo no tuvo éxito y su recuperación aún tendrá que esperar.
En el tema de los robos, algunos párrocos han optado por resguardar objetos de valor, sin embargo, si éste no se realiza bajo los estándares requeridos, pueden sufrir un deterioro aun mayor, según refiere Villar Rubio.
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