Y Maquiavelo qué dice del poder y la autoridad?

En el marco de los 500 años de la publicación del libro “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo ha traído como consecuencia algunas reflexiones que se antoja analizar sobre algunas vetas importantes del poder, que se han formado en los avatares de la vida ordinaria y mencionar de la historia, los nombres de los principales estudiosos del poder: El italiano Nicolás Maquiavelo, el francés Michel Foucault, el alemán Max Weber, el inglés Thomas Hobbes, el italiano Antonio Gramsci, el venezolano Ernesto Mayz-Vallenilla y la Alemana Hannah Arendt entre otros

Estas personas fueron unos estudiosos del poder que penetraron hondamente en los hogares moleculares del poder en el mundo, expresión que utiliza frecuentemente Foucault, en sus escritos sobre el poder. El propósito de las presentes reflexiones es presentar algunas ideas acerca del poder basadas en el análisis de una investigación publicada en la revista del sistema de información científica de Redalic acerca del poder de Maquiavelo a Foucault, de Francisco Ávila Fuenmayor y Claudia Ávila Montaño, que permitieron enfocar el poder en sus distintas aristas y dimensiones.

Maquiavelo, nacido en Florencia en 1469, estaría cumpliendo 541 años de nacido en mayo de 2010, Foucault nació en Poitiers, Francia en 1926 y falleció en París a los 58 años. Thomas Hobbes nació en Westport, Inglaterra en el año 1588 y estaría celebrando sus 424 años en el 2012; El investigador Mayz-Vallenilla aún vive y Antonio Gramsci nacido en Alés, Italia en 1891, cumpliría 119 años de edad; Max Weber nacido en Erfort, Prusia en 1864, tendría 146 años y Hannah Arendt, nacida en Hannover, Alemania, en 1906 tendría 104 años. No se trata de hacer una biografía de estos siete pensadores sino que mencionamos el año de nacimiento y la edad que tendrían hoy día, como punto de referencia para ubicar a los lectores en el tiempo y en el espacio en el que ellos vivieron, elementos que permiten contrastar sus aportes al pensamiento político mundial, a través del legado que dejaron a la comunidad intelectual.

Este pensamiento sobre el poder existe gracias a todos los pensadores y estudiosos del poder enlistados anteriormente y a lo que cada uno de ellos ha pasado desde su nacimiento hasta el día de su fallecimiento, es nuestro deber recordar a estos pensadores y estudiosos,  hay que tener gratitud y respeto a sus ideas sobre el poder, en el tiempo y en el espacio en el que ellos vivieron con sus aportes al pensamiento político mundial, porque sin ellos, cada uno de nosotros no tendríamos la información y el conocimiento de esta veta intelectual sobre el pensamiento del poder social y político.

Comencemos por conocer brevemente las respuestas a las siguientes preguntas, ¿Qué es el Poder y Qué es la Autoridad? Sobre el El Poder, cuantos lo han tenido y no han hecho nada con él, otros más lo han tenido y han abusado y se han enriquecido con él, El Poder, no es como un título que una vez que se obtiene, se cuelga en la pared y se olvida, el Poder es algo muy importante que una vez que se tiene, hay que seguir mereciéndolo día a día durante el tiempo que lo tengas. La Autoridad no es algo que se tiene, La Autoridad es algo que se gana, La autoridad es algo que no se impone. La autoridad es algo que se reconoce. Esto me recuerda algunos díceres populares como por ejemplo: La Autoridad, además de ser La Autoridad debe parecer Autoridad; El Jefe del Poder, además de ser El Jefe del Poder, debe parecer Jefe del Poder La Reyna además de ser decente debe parecer decente, etc. En todos los casos se relacionan con el Respeto que las personas se ganan al ejercer el Poder y la Autoridad.

Comenzaré por reconocer que toda autoridad viene de DIOS. El día que las Personas Elegidas por el VOTO popular para ser Presidente, Gobernador, Alcalde Mayor o Menor, Presidente de una junta de Administración Local o Junta de Acción Comunal, entiendan que todo gobierno viene de DIOS, que sus funciones es hacer el BIEN y no causar miedo en los PUEBLOS. 1 Todos deben someterse a las personas que ejercen la autoridad. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que existen, fueron puestas por él. 2 Así que quien se opone a la autoridad, va en contra de lo que Dios ha ordenado. Y los que se oponen serán castigados;

3 Porque los gobernantes no están para causar miedo a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Pues pórtate bien, y la autoridad te aprobará, 4 Porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si te portas mal, entonces sí debes tener miedo; porque no en vano la autoridad lleva la espada, ya que está al servicio de Dios para dar su merecido al que hace lo malo.

Por causa del Señor, sométanse a toda autoridad humana: tanto al emperador, porque ocupa el cargo más alto, como a los gobernantes que él envía para castigar a los malhechores y honrar a los que hacen el bien. Porque Dios quiere que ustedes hagan el bien, para que los ignorantes y los tontos no tengan nada que decir en contra de ustedes. LO mismo establece para su IGLESIA la IGLESIA de DIOS. Dios ha querido que en la iglesia haya, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego personas que hacen milagros, y otras que curan enfermos, o que ayudan, o que dirigen, o que hablan en lenguas. No todos son apóstoles, ni todos son profetas. No todos son maestros, ni todos hacen milagros, ni todos tienen poder para curar enfermos. Tampoco todos hablan en lenguas, ni todos saben interpretarlas.

El Dr. Agustín F. Basave Benítez en su Artículo El “demos” perdido en un aeropuerto publicado en el periódico el Porvenir de la ciudad de Monterrey el pasado 6 de noviembre del presente año precisa que en el debate y el posdebate sobre el AICM (Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México) se ha soslayado lo más importante del afianzamiento del poder real, el Dr. Basave no está cuestionando la pertinencia de las dos cuestiones, que están en la voz de la opinión pública, la de las ventajas y desventajas de las opciones planteadas para resolver la disfuncionalidad del AICM y de la validez y los vicios sobre la consulta realizada.

El Dr. Basave se está refiriendo concretamente al afianzamiento del poder real que traza el curso de la disputa y dictó su desenlace y en su opinión establece que lo que motivo a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue su determinación de consolidar su preeminencia política frente a los empresarios más poderosos de México, al ejercer el Poder y la Autoridad, en el juego de ¿Quién manda aquí?, para quienes no lo habían entendido ya quedo claro, AMLO “es lo que hay en el PODER y se aguantan”, Maquiavelo decía que la fuerza es el origen del poder y pasa por encima de las razones y de los pactos entre pares. El razonamiento que empleó Maquiavelo fue que el poder político a través de la fuerza, impone el interés general por encima de los desmedidos e insaciables deseos de los hombres.

El Dr. Basave al respecto de las acciones del poder de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)  fueron para fortalecer su posición ante la elite de empresarios y que su mensaje a ellos podría resumirse así: fue a mí a quien eligieron mas de 30 millones de mexicanos, soy yo quien tiene el mandato para interpretar el interés general y no voy a permitir  que los ricos impongan sus intereses particulares, y como muestra de mi base de apoyo va el botón de la consulta, para que no se quejen de movilizaciones.

Además el Dr. Basave agrega que quizás en algún momento durante el análisis costo-beneficio pudo haber dudado, pero a fin de cuentas prevaleció su resolución de dar un golpe de mando, un golpe de poder ante los empresarios, lo cual trocó el diferendo en una batalla ideológica, casi clasista y de esta forma el considera que polarizó al país. A pesar de tener sus detractores o críticos a tiempo completo, se debe reconocer que Maquiavelo fue el primer político en poner sobre el tapete la expresión “lo Stato” para designar dicho organismo. Villoro (2006). Así que “lo Stato” no es más que la hegemonía, la plena y total autoridad, que por el uso de la fuerza ejerce un determinado grupo de hombres sobre los otros hombres.

De tal manera que, para consolidar las bases de un Estado no hay que escudriñar en la bondad o poder divino, ni en las profundidades de la naturaleza ni tampoco en el consenso entre hombres, está precisamente en un acto de autoridad, de poder, que es una respuesta ante una necesidad; esto ha sido así y seguirá siendo así. Esta posición parece que es el trasfondo que Maquiavelo pretende interpretar en El Príncipe, en el cual la voluntad personal se identifica con la voluntad general.

El Dr. Basave, en su libro “La cuarta socialdemócrata”  donde describe que el mantra de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es “primero los pobres” y que es una inveterada tesis de la izquierda electoral que él suscribió en su libro publicado en España en el año 2015. La cita que suscribió es la siguiente: la gran asignatura pendiente de la democracia es separar el poder político del poder económico.; que el neoliberalismo, como ha argumentado, coloco a la cosa pública en un estado de mendicidad frente a la cosa privada, y con ello paso a los representantes a merced de un puñado de representados.

Continua la cita del Dr. Basave mencionando a tres excelentes pensadores dos de ellos que forman parte del contenido del libro “Diálogos en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu” y el tercer pensador es Looke: Durante varios siglos la teoría política avanzó gradualmente hacia un equilibrio entre poderes. Primero determino la separación del poder espiritual del  terrenal y destacó las bondades de la republica (Maquiavelo). Luego decidió que quienes fijan las reglas y quienes las ejecutan (Looke) o quienes legislan, aplican la ley y dirimen conflictos (Montesquieu) se convirtieran en contrapesos unos de otros. La idea era que los poderes se contuvieran entre sí para que ninguno de ellos prevaleciera sobre los demás. Pero aún no se ha diseñado un sistema que impida la supeditación de la política al dinero (Corrupción).

Entre líneas, dicho razonamiento desde el ángulo hermenéutico no es más que: Los hombres son propensos a la corrupción “cada hombre tiene su precio” ya que cada uno está dispuesto a satisfacer sus ambiciones y pasiones, por lo cual hay que tenerlos sujetos para que el funcionamiento de la sociedad sea posible. En tal sentido, establece: La sociedad no puede subsistir sin orden y a su vez, el orden no es posible sin el empleo de la fuerza, de la coacción que los jefes deben ejercer, si desean permanecer en esa condición para conservar su poder frente a sus súbditos o dominados.

El Dr. Basave es acertado cuando escribe que es un error de tiempos, tema y método cancelar ese proyecto de infraestructura, pues se podrían depurar las contrataciones a los corruptos, garantizar un destino socialmente útil a los terrenos del aeropuerto (AICM) y ahorrarse el desgaste, pero no debemos buscar el demos perdido en un aeropuerto. En el marco de los 500 años de la publicación del libro “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo, el expresidente Carlos Salinas participó el pasado 6 de noviembre del presente año en la ponencia “Realismo e idealismo en Maquiavelo” Y lanza esta advertencia: “estamos en un momento maquiavélico porque la República está ante un gran riesgo, el de renacer o el de desaparecer”.

De acuerdo con el periódico El Financiero, durante su participación en la ponencia “Realismo e idealismo en Maquiavelo”, que se realizó en el Instituto Mexicano para la Justicia (IMJUS), expresó que a 500 años de la primera publicación de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, se puede decir que si bien muchos gobernantes y políticos han leído la obra, “pocos la han entendido”. Como dijo el florentino, el riesgo es alto para la República si las circunstancias cambian y el gobernante no cambia su forma de proceder, porque las Repúblicas también perecen”, Salinas de Gortari también destacó que “quien se prepara para gobernar tiene que prepararse para el golpe inesperado, para el cambio inesperado” (huffingtonpost).

Como conclusión del artículo del Dr. Basave, se puede destacar la falta que hace el construir Autoridad sin Autoritarismo. Autoridad no es algo que se tiene, La Autoridad es algo que se gana, La autoridad es algo que no se impone. La autoridad es algo que se reconoce. Como contrarestar la crisis de representatividad que emana de la primicia del gran capital sobre los gobernantes, que en algunos casos  engendra rebeliones autodestructivas, por ejemplo Trump y Bolsonaro , que amenazan con provocar la segunda muerte de la democracia. Y como decía Maquiavelo, el riesgo es alto para la República si las circunstancias cambian y el gobernante no cambia su forma de proceder, porque las Repúblicas también perecen”, “quien se prepara para gobernar tiene que prepararse para el golpe inesperado, para el cambio inesperado” destaco el ex presidente  Carlos Salinas de Gortari en la ponencia “Realismo e idealismo en Maquiavelo” del pasado 6 de noviembre.

A favor de Maquiavelo, se debe reafirmar eo ipso que en ámbito de la filosofía política, para algunos estudiosos del poder. Villoro (2006) es el primer filósofo político moderno. Sin embargo, las interpretaciones en cuanto a la obra del italiano son diversas, multifacéticas y hasta controversiales. Para unos, su principal aporte fue la separación contextual de la política –a la cual le dio una autonomía plena y total- frente a la moral, sembrando así unas bases sólidas de una ciencia del poder o al menos de una técnica del poder. Para otros, habría fundado una nueva ética social en concordancia con el individualismo moderno; estas connotaciones son consecuencias de las lecturas de El Príncipe y de los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio.

El Dr. Basave comenta en su artículo que quienes pensaban que AMLO pretendía lavarse las manos y endosar una u otra decisión a los consultados, dice simplemente, nos equivocamos, se refiere a todos los que habían supuesto que se había aceptado la conveniencia de seguir adelante en los trabajos del aeropuerto de Texcoco y quería justificar así, su incumplimiento de una promesa de campaña. Parafraseando, para los seguidores del afán de poder, Maquiavelo no es más que consejero de príncipes o de reyes detrás del trono, paradigma del cinismo, genio maléfico de los peores políticos, orientador de tiranos, preocupado sólo por el mantenimiento del poder a toda costa, “ganster político” (Strauss citado por Villoro, 2006: 96); de igual manera, Juan Jacobo Rousseau considera que Maquiavelo fue el supremo artista de la disimulación, el supermaquiavélico por excelencia y para Diderot, El Príncipe no es otra cosa que una sátira que se ha tomado equivocadamente por un elogio.

Contrariamente, Gramsci (1949), seguidor de Marx, llegó a expresar que El Príncipe es el partido del proletariado, (primero los pobres). Todo este conjunto de juicios a favor y en contra, puede resumirse en la conocida expresión “el fin justifica los medios” que algunos políticos, dirigentes empresariales y miembros que tienen a su cargo el manejo de personal en instituciones gubernamentales, educativas o de la construcción, aún en estos días, consideran como un postulado de la ciencia política. Otros estudiosos de la materia, están convencidos que el ethos de Maquiavelo fue la fundación de un nuevo estilo de la eficacia política, de una nueva “ética de un hombre nuevo” De Sanctis (1912) mencionado por Villoro (2006: 96), dejando de lado los juicios de valor. Pero cualquiera que sea la posición asumida, se aprecia una separación profunda de cualquier consideración de tipo ético en el pensamiento y acción de Maquiavelo.

En cuanto a Foucault, al escribir Historia de la locura en la época clásica

(2002) 1 realizó un exhaustivo análisis de las instituciones psiquiátricas desde el siglo XVI hasta la mitad del siglo XIX. No obstante, eso no fue aceptado por los líderes de los establecimientos u hospitales a quienes consideramos egocentristas, que lejos de estudiar las sugerencias y orientaciones dadas por Foucault, arremetieron contra él aduciendo que no podía opinar sobre la materia pues, no era psiquiatra. El pensador expresó: “No es necesario ser psiquiatra para conocer cómo era el régimen de reclusión en el siglo XVIII” (Foucault, 2001: 15) Igualmente, se debe mencionar en favor del francés que su obra Surveiller et punir (1976) {Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión} sirvió de ícono dialéctico que hizo posible todo el estudio que se trazó para el nacimiento de la cárcel moderna y que la convertiría luego en arquetipo para otras instituciones como escuelas, hospitales, cuarteles, fábricas, entre otras.

Por último, mencionamos una idea postulada por Hobbes en cuanto al arte do gobernar un Estado, -que tiene plena vigencia en pleno siglo XXI y particularmente en Latinoamérica- el éxito infla la vanidad, que es la pasión más peligrosa del hombre (Hobbes, 2008). La excesiva prosperidad hace brotar en el hombre u especie de amor por sí mismo. Por el contrario, el infortunio permite ser cauteloso en los pasos que da el gobernante, y siembra en él, la duda, el miedo, por lo que procura dotarse de buenos consejos como fuente de meditación personal. Mientras que la vanidad no sabe vivir sin la publicidad ostentosa, el temor, el miedo se compaginan mejor con la soledad; así que el infortunio, especialmente el imprevisto, ilustra y abre la mente analítica del hombre. Utilizando esta ruta Hobbes, trata de sembrar las excelencias que lo inclinan hacia los gobiernos monárquicos.

El Arte de Gobernar, Maquiavelo quinientos años después. Uno de los éxitos en las lecciones de Maquiavelo está en que fue un hombre de praxis, pragmático más que teórico. Presentó siempre la preservación del poder político por encima de cualquier consideración de orden ético; sus reflexiones y análisis sobre la naturaleza del poder político y sobre las distintas maneras de conservarlo fueron el producto de su propia experiencia durante la época en que se desempeñó como canciller o diplomático de Florencia. Afirmaba que para que un gobierno sea efectivo, no interesa en modo alguno el Estado deseable, que debiera existir sino el que existe. Expresaba también “hay que preocuparse de cómo viven los hombres y no de cómo deberían vivir; quien abandona el estudio de lo que se hace para indagar lo que debería hacerse está preparando su ruina más que su preservación” (Maquiavelo, 1950: 69) ; además insistía en que la fuerza es el origen del poder y pasa por encima de las razones y de los pactos entre pares.

A más de 540 años de nacido, Maquiavelo sigue en la cúspide y en las bibliotecas de los estudiosos del poder político. Sus orientaciones, sus puntos de vista, la trama o red del entramado de todo lo que signifique poseer el poder político, sigue estando en la mesa diaria de la discusión. En las antiguas Grecia y Roma como en la Edad Media siempre se publicaron textos que trataban de convertirse en especie de sugerencias al príncipe, rey o monarca acerca de cómo ejercer el poder, de cómo lograr el apoyo de los súbditos y gobernados. Sin embargo, paralelamente también se hacía referencia obligada por la episteme existente en la época de cómo obedecer a Dios, de cómo imponer la ley divina a los hombres, de sugerir algunos principios para amar a Dios y evitar su furia a quienes no lo hicieran. Esto fue la tradición que impuso la iglesia católica así como la protestante, se produjeron distintos tratados completos que invitaban a cambiar la tradición existente. Éstos ya no se presentaban como consejos a los monarcas, príncipes o reyes sino que los denominaron con la expresión “artes de gobernar”.

De Maquiavelo, se debe reconocer que tuvo seguidores a sus enseñanzas por parte de monarcas, reyes, príncipes y hombres que tenían algún tipo de poder político; se convirtió en líder e ícono de sus seguidores y defensores, y a pesar de sufrir los embates, ataques y vilipendios de sus enemigos. El Príncipe toma nuevos impulsos, toma la vanguardia en los paradigmas para gobernar y ser gobernado, esencialmente en Alemania. A pesar del contrapeso que significó la literatura antimaquiavelo, es conveniente recalcar que en la literatura maquiavélica al respecto, existen dos términos que resultan interesantes referirnos a ellos de manera formal y minuciosa, pues según nuestra apreciación allí está encerrada la diferencia integral entre los dos bloques que luchaban entre sí por el liderazgo en el mundo de esa época; en esta apreciación coincidimos plenamente con Foucault. Ellos son: “singularidad y exterioridad” (Foucault, 2006: 115).

Singularidad, ya que independientemente de la forma en que el príncipe logró su principado, no forma parte intrínseca del príncipe sino que es externa a él, es decir, no existen lazos de pertenencia esencial, natural y jurídica entre el príncipe y el territorio que está bajo su mando. Exterioridad, porque dicha relación de propiedad, mando o dominio nunca dejará de estar amenazada por los que la ambicionan (sus enemigos externos e internos); esto es explicable debido a la finitud del hombre que desea poseer todos los bienes terrenales mientras viva ya que en algún momento llegará a su posición de equilibrio de acuerdo a la entropía: La muerte (Wagensberg, 1985).

Pero al mismo tiempo existen los enemigos que internamente permanecen al acecho, ya que no existe razón alguna para que los súbditos acepten pasivamente los imperativos o decisiones del príncipe. En consecuencia, el axioma que surge de todo este análisis y bajo el cual se construye toda la edificación dialéctica del principado es mantenerlo a como dé lugar, fortalecerlo ampliamente y protegerlo a toda costa de sus enemigos. Dicha edificación se puede resumir en la expresión: “El arte de gobernar”.

Dicho arte posee dos caras contiguas, que se mencionan a continuación: Primera, prever de dónde pueden provenir los atentados o cuáles podrían ser las fuentes de peligro más inmediatas, cuáles tendrían mayor posibilidades de éxitos. Segunda, la movilización de piezas del ajedrez político que permitirán al príncipe mediante el uso de las relaciones de fuerza mantener su status, definido como interacción con sus súbditos y su territorio. Es decir, es el principio que se puede sintetizar en la expresión “habilidad para conservar su principado”. También cabe la expresión que Hobbes (2008) utiliza en la obra Leviatan “la fuerza y el fraude son, en la guerra, las dos virtudes cardinales”. Consideramos que en esta idea hay una congruencia plena y total con Maquiavelo, pues, infiere de ella que a pesar de no justificarse desde la óptica moral es de necesidad primaria el uso que se hace de ellos.

Uno de los puntos en que concuerdan los aportes de Maquiavelo y Foucault, es que ambos hicieron de la Historia su base fundamental para construir todo el entramado filosófico-político de su legado a la humanidad. Foucault utilizó la Historia para desenmarañar las líneas del pasado reciente y así entrever las líneas de futuro próximo, tanto la parte de la analítica como la parte del diagnóstico. “Obró contra el tiempo en provecho a favor de un tiempo futuro. No se trata de predecir sino de estar atento a lo desconocido que llama a nuestra puerta” (Foucault, 2001: 16-17). De manera similar, Maquiavelo tomó la Historia como base de su realidad y la ubicó como centro de gravedad de sus aportes; de allí infirió que el hombre es siempre impulsado por los mismos motivos y es dependiente de sus propias pasiones y ambiciones.

Como principal conclusión, podemos destacar que el esquema cuartelario foucaultiano se encuentra en los hospitales, en los conventos, en los asilos, en las prisiones, en las escuelas, que acertadamente llama Foucault el “encaje espacial de las vigilancias jerarquizadas”.  A favor de Maquiavelo afirmamos sin ningún género de dudas, que fue el precursor de la ciencia política moderna.

Entre Griegos y Troyanos

Mtro. QFB. Fernando De la Fuente García / Monterrey, Nuevo León

Noviembre 12, 2018

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