Por engañar al gobernador Fernando Toranzo Fernández y por antecedentes negativos, a Lucila Nava se le cayó la dirigencia estatal de la Organización Nacional de Mujeres Priístas, “cocinado” desde hace mes y medio por el diputado federal Oscar Bautista, a través de la diputada local Rosa María Huerta, quien, estimó “que el doctor, ni siquiera se enteraría”.
Antes del “manotazo sobre la mesa” que el gobernador dio a los “adelantados” y donde le costó la presidencia estatal del PRI al diputado local Fernando Pérez Espinoza, en la Zona Media se había cocinado el arribo de Lucila Nava Piña al frente de las mujeres priístas, teniendo como “cocinero” al legislador federal Oscar Bautista y como “ayudante de cocinero” a la diputada local y actual dirigente interina del PRI, Rosa Ma. Huerta.
La historia es la siguiente:
Oscar Bautista propuso a Lucila Nava Piña a la diputada Rosa María. Ella se comprometió a obtener el visto bueno del Gobernador y su asistente Maribel Lemoine se encargó de operar con las lideresas en los municipios. Rosa María también viajó a la Ciudad de México a ver a la Senadora Diva Gastélumy a quien le aseguró que “el gobernador tenía candidata al OMPRI y era Lucila Nava Piña. La dirigente nacional dio por buena la propuesta y envió a la delegada Magdalena Sánchez Millán para validar el proceso.
Rosa María asumió la paternidad de la propuesta, con el visto bueno de Fernando Pérez Espinoza, pero ocultó el acuerdo con Bautista, pese a la mala fama de Lucila. La ahora dirigente estatal del PRI sostuvo la apuesta por la renovación del OMPRI, hasta el día de la renuncia del Calolo y se cree que las consecuencias las pagará pronto.
La campaña que realizó Lucila Nava por el estado en busca de la dirigencia de las mujeres priistas fue financiada por el diputado federal Oscar Bautista y operada por Rosa María y Maribel Lemoine, durante un mes y medio.
La inconformidad de la base femenil priista llegó a oídos del gobernador Toranzo y de la senadora Diva, quienes ordenaron suspender el proceso y quitar a Lucila Nava de la candidatura a la dirigencia de la ONMPRI en San Luis Potosí, posición que suponen le serviría a Lucila para ser diputada local.
Los amarres para disputarle al gobernador el control del proceso interno del PRI y las candidaturas a Gobernador, Presidentes Municipales y Diputados Locales iniciaron en Rioverde con la integración de la planilla en el 2012, cuando el presidente municipal actual Alejandro García negoció con Oscar Bautista y Lucila Nava el arribo de Angélica María Nava Piña como regidora, bajo las siglas del ONMPRI y con el visto bueno de Maribel Lemoine, entones dirigente de la organización femenil.
La traición se sabía desde el día que cayó Fernando Pérez y días antes, mujeres huastecas alertaron al gobernador sobre los antecedentes de Lucila Nava, pero sobre todo, de lo que tramaron “los de la zona media” para el futuro político de la entidad; el tipo de negocios que hacen con presidentes municipales usando recursos federales; y las cuentas públicas “arregladas” por Lucila Nava, quien no es contadora y tiene una sanción de la Contraloría, por asumir una profesión con la que no cuenta.
En suma, las mujeres del OMPRI señalan a Rosa María de haber tratado de engañar al Gobernador y advierten que ”por poco lo chamaquean”.
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