El dolor de México es grande la solidaridad es mayor

 

  • Así viví, en el Zócalo, la fuerte sacudida de la tierra.
  • Es un buen momento para crecer en nuestras vidas.

El dolor de México es grande…pero la solidaridad de sus hijos es mayor…Y allí están. Como ha ocurrido en tragedias a las que nuestro pueblo ha sido sometido por la naturaleza. Ahora con la presencia del sismo de 7.1 grados cuyo epicentro fue en los límites de Puebla y Morelos. El corazón de nuestra tierra.

En sólo dos semanas volvió a estremecerse. Ahora en nuestros dominios.  Y pronto emergió el espíritu de la sociedad para acudir en auxilio de miles de mexicanos que perdieron a alguien de sus seres queridos y…o…sus propiedades…

Son las 13 horas, los poblanos hemos vuelto a la cotidianidad. Han pasado dos horas del simulacro del terremoto ocurrido la mañana del 19 de Septiembre de 1985. Aún por los portales del Centro Histórico, circula personal de las oficinas públicas y de Protección Civil que participaron en el ejercicio citado.

Muchas personas deambulan por los portales y el Zócalo. No faltan los cafetómanos y quienes disfrutan de alimentos en los muchos restaurantes y cafeterías. También hay turistas. El tráfico vehicular es normal. Es un martes normal…13:05 horas…camino por el Zócalo, las bancas son ocupadas por personas de la tercera edad, algunas en pareja, otros solos…leen algún periódico…alguna gente “bolea” su calzado…Mucho calor. En el andador de la 3 oriente gente va y viene y en medio varias ambulancias…como si esperaran el siniestro terrenal.

Estoy a unos 10 metros de alcanzar la 16 se Septiembre y empiezo a “saltar”. En las plantas de mis pies siento muchos “piquetitos”. “Qué raro” me digo internamente. Instantes después me “balanceo” y pienso: me subió la presión, o la glucosa. Creo que me voy a caer.

De pronto una mano me detiene. Una voz me dice: tranquilo. Volteo a ver, es una persona –un Angel- que me sujeta fuerte el brazo. Aumenta el balanceo. Está temblando le digo. Sí está temblando, es su respuesta.

Estoy atónito. Mi Angel –una mujer- me conduce y me siento a la vera de la rampa de acceso al zócalo para los minusválidos. Miro hacia las torres de Catedral y al cielo donde observo que las nubes que instantes antes estaban compactas se han “aborregado”. Es una eternidad…me siento mareado. “Sigue temblando” comenta un “globero”…está fuerte…Alzo la vista para ver las ramas del árbol que está a mi lado.

En el andador, parejas de jóvenes se abrazan con fuerza, gente de protección civil de prisa va hacía la 3 poniente y pronto regresa con personas que han sufrido crisis nerviosa y dos más desmayadas…las personas agrupadas en la esquina voltean sus miradas a los portales –no escuché alarma alguna- a la calle 5 de mayo y a la 2 norte donde emerge una pequeña nube de polvo y allá van los curiosos.

“Ya paró, me dice el Angel que nunca me soltó el brazo. Váyase con cuidado, me dice y emprende su camino y yo el mío…Camino por la 3 poniente y allí, frente al edificio de Gobernación Municipal, el titular, José Ventura Rodríguez Verdín, recibe información de su personal que recorre varios puntos del Centro Histórico.

Hablan de daños en varios puntos de la ciudad, y en edificios, iglesias. Fue a la una con 14 minutos y el epicentro fue en Chiautla de Tapia, escucho al pasar por una óptica donde comentan dos mujeres…”lo dijeron en el radio”. Veo mi reloj y marca las 13:30 horas. Ya es un caos el CH…no hay un solo auto de alquiler.

Gracias, sí, démonos las gracias porque un desastre natural nuevamente unió a los mexicanos y a los poblanos –hubo un grupo de jóvenes que a las 2 de la madrugada de ayer, partieron a la ciudad de México –nuevamente destrozada como en el 85- para participar con los rescatistas.

Estar frente a un fenómeno como éste, me recuerda lo pequeños que somos –ojalá nos demos cuenta de ello- ante la fuerza de la naturaleza. Hacemos comentarios de todo tipo y bromas, muchas bromas que sacan sonrisas nerviosas; somos un pueblo que se ríe de la muerte; hasta el momento la cifra de fallecidos en Puebla es de 43 –que bueno que exista el humor para no caer en una histeria colectiva- pero nos olvidamos de lo vulnerable que somos.

La Ciudad de México, Puebla, Morelos Oaxaca, Chiapas, Tabasco, nuevamente han caído ante la fuerza de la naturaleza. La estabilidad de nuestro país está nuevamente a prueba. Gobiernos y sociedad, unidos, han empezado la penosa tarea de reconstrucción. Todos estamos obligados a participar en esta importante tarea para levantarnos y como hermanos, como seres humanos, en estos momentos de dolor, de devastación en muchos pueblos y las grandes metrópolis afectadas, demos la dimensión que requiere esta tragedia y participemos aportando las cosas materiales y espirituales que se requieren para la supervivencia de esos miles de damnificados.

Las labores de rescate apenas se han iniciado, se cuentan muchas personas fallecidas y heridas, no hay cifras totales aún, planteles escolares, edificios  y viviendas derruidas, personas hospitalizadas han sido trasladadas a otros sitios.

El costo de lo ocurrido en la CdMex, Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas, es incalculable tanto para levantar los inmuebles como para que las familias afectadas rehagan su vida ante sus hogares perdidos. Este movimiento telúrico ha despertado nuevamente a la solidaridad del pueblo mexicano. Es un buen momento que nos permite aprovechar la situación para crecer en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean para ser mejores. Como en el teatro, la función debe continuar; así nuestra vida debe seguir, saquemos lo mejor para menguar el dolor de los mexicanos que perdieron sus hogares, pero sobre todo que perdieron un ser querido…

Nuestro más sentido pésame a la familia de la notaria Enoé González Cabrera, quien falleció ayer en la madruga. Esperamos llegue pronto auxilio a sus deudos. Fue alcaldesa de Huauchinango, diputada local y federal por el PRI, candidata a senadora por Nueva Alianza. Contaba con 62 años de edad. Que en Paz Descanse.

JESÚS CONTRERAS FLORES / En pocas palabras / Puebla, Pue. / Septiembre 21 de 2017.

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