O ¿por dónde?

Y así vamos llegando, amables lectoras y lectores, a un momento en el que México puede levantarse o acabar de hundirse por varias generaciones. Igual esto de las encrucijadas parece demasiado dramático, pero casi todos los días se manifiestan y de vez en cuando se conjuntan muchas broncas con sus opciones y oportunidades.

Como en la exitosa Transición española (1975-1977 a la muerte de Franco), en que “la memoria histórica se utilizó no para enfrentar, sino para unir sin olvidar”, el sentido de Estado de las principales fuerzas políticas debe facilitar “un espacio común de debate” que a todos beneficie, con el apoyo de “la confianza e ilusión de una opinión pública consciente de lo delicado del momento” (A. Pérez Reverte, XL Semanal, 6/VIII).

Como allá, pues, acá “los cojones —las cosas por su nombre— y el talento negociador…” deberán facilitar que, tras su posible derrota el año próximo, los millones que hayan votado por el PRI no corran el riesgo de ser exterminados por los crecidos y vengativos ganadores. Aun con resentimientos e intereses o ambiciones, los furiosos antipriistas podrán mostrar una generosidad y un sentido común nunca vistos.

Digamos, en Mérida llama la atención su eficaz policía cercana a los ciudadanos o un sindicato de más de 5 mil taxistas cuya organización y honestidad le permite cumplir con sus miembros y los usuarios. A su vez, en Quintana Roo hay hoy más virtudes que defectos, tanto en lo social como en el pujante turismo (aun con Franklin y los “uneducated” gringos… posibles fans de Trump).

Acá, en suma, tenemos que hacer mejor lo más importante. Pero ¡ya, y con lo que se tiene!

  • EL PRI NO PUEDE cambiar en todo lo que necesita pues tendría que dejar de ser el PRI, un partido de significación histórica que con el tiempo se prostituyó y debilitó ante la sociedad. Junto a gente de primera, allí se alojaron y crecieron individuos que se pasan de perversos y oportunistas. Muchos son porros aprovechados y líderes mafiosos.

Hace décadas, en las crisis de los años 80 o el inicio de siglo, se habló de cambiarle el nombre y no se llegó a ello. Me llama la atención que ahora, en una situación más grave en cuanto al desgaste interno y el rechazo de la ciudadanía, ya no fue considerada esa posibilidad en la XXII Asamblea Nacional que culmina hoy sábado con su Sesión Plenaria.

Igual las medidas cosméticas o de forma habrán sido otras, pero en el fondo los beneficiarios de la corrupción y la excesiva simulación no creen que se necesite sacrificar tanto y esperan que casi todo siga sin mayores sobresaltos. Si acaso se eliminan aquellos estúpidos candados con los que se evitaba una competencia abierta por las principales candidaturas.

Claro, se tienen problemas de más fondo que apenas fueron abordados en lo lateral y formal, como los casos concretos de desmedida deshonestidad. ¿En qué quedó eso de los reclamos contra gobiernos priistas que no deberían ser tan malos y corruptos? ¿Se podrá volver a ellos?

Y la preocupación se centra hoy básicamente en nombres o individuos, al igual que en las perspectivas de quien opina. Esto no es suficiente, pues hay fallas reales y graves que afectan al mismo sistema político.

  • EN LA CRUCIAL RENEGOCIACIÓN del TLCAN se habrán de producir sorpresas gratas y confirmaciones de conocidos temores ante Trump y en razón de las crecientes ineptitudes que el país ha venido desarrollando las últimas décadas. Digamos, tras lo que hemos visto estos años ¿sería México capaz de cumplir ahora con una Olimpiada como en 1968 y dos mundiales de futbol (1970 y 1986)?

En negociaciones comerciales internacionales se ve improbable alcanzar lo logrado con Carlos Salinas y su equipo hace 25 años en el tratado original. Son otros tiempos más complejos y con peores gobiernos que los anteriores a la docena panista a nivel Federal. A su vez, las risitas del Secretario responsable, Ildefonso Guajardo, no me dan tanta confianza ante D.T. y sus calificados secuaces.

Estos últimos son menos desalmados que su jefe, y también mucho más inteligentes y profesionales que el locuaz presidente. Por ello, para ambos países, es deseable que prevalezcan las posibles concertaciones.

Es recomendable, en fin, que estemos preparados para ciertos “costos y casos difíciles”, sobre todo en ejes de “modernización” que le interesan ahora a Estados Unidos (salvaguardas, reglas de origen, acuerdos laborales, mayores valores en el comercio electrónico libre), y es preferible “preservar el tratado” en vez de pelear a muerte contra cualquier punto proteccionista de los estadounidenses (sugiero la lectura de R. Ramírez de la O, El Universal, 11/VIII).

Bueno, para México son importantes los flujos comerciales pero el principal valor del TLC ha sido como “marco de certidumbre para la inversión de largo plazo”. Y así debería seguir.

  • VENEZUELA Y SUS PROBLEMAS han generado un creciente interés en México, no sólo a partir de los desastres económicos y políticos allá sino también a raíz de las confusiones perturbadoras que surgen acá por la desinformación y los sesgos ideológicos de algunos. Las izquierdas mexicanas reprueban que se coincida con EUA en la censura al gobierno chavista de Maduro (torpe, ineficaz y destructivo), el cual de progresista no tiene nada.

Quienes más se oponen al ruinoso populismo en Venezuela son doce países que no necesariamente “siguen instrucciones” de Trump: Brasil, Perú, Colombia, México, Chile, Argentina… Por acá, oigan, muchos mexicanos ya no están dispuestos a aceptar nada que haga el gobierno de EPN, ni que una perspectiva populista se asocie a AMLO.

Miren, nuestra izquierda (Morena, PT, PRD) no protesta por el evidente golpe de Estado con una Asamblea Constituyente que excluye a la oposición. Tampoco les asusta la corrupción y la represión allá, ni les dice nada que el chavismo haya terminado por quebrar la economía de su país, pero sí invocan ahora aquel principio de la “no intervención” que ignoraban cuando aplaudían las acciones contra las dictaduras de derecha de Franco o Pinochet.

  • CON EL PELIGROSO D.T. que a medianoche manda tuits en que declara la guerra a Corea del Norte, nos queda la esperanza de que los códigos para el lanzamiento de cohetes nucleares requieran correcta gramática y puntuación… (De cómo la ORTOGRAFÍA va a salvar al mundo, dicen).

CARLOS PÉREZ GARCÍA / Opinión / Ciudad de México / Agosto 12 de 2017.

Be the first to comment

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.