Primero de Mayo: más Puentes, menos Desfiles y muchas cifras alegres

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De unos años para acá dejaron de promoverse desde el gobierno los desfiles del Día del Trabajo. Sólo algunos Sindicatos por su cuenta (¿y riesgo?) han seguido manifestándose no sólo como una conmemoración, sino más aún como protesta por despidos masivos, retroceso en las conquistas y bajos salarios. Las nuevas generaciones desconocen el significado y origen del Día del Trabajo y solo saben de un puente obligado en el calendario. Sin duda el Día del Trabajo debería obligarnos a repensar el rumbo del país en esta materia, que bien puede ser el rumbo del país en todas las materias.

Nuestra Constitución y los Tratados Internacionales de los que somos parte, consagran el derecho al trabajo como una obligación del Estado a generarlo para todos. Claro está que perteneciendo este Derecho al grupo  de Segunda Generación que contiene a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) es fundamental reconocer en él no sólo los Principios de Universalidad (que es para todos), Interdependencia (con otros derechos que lo pueden hacer exigible aunque no sea directamente cuestionado) e Indivisibilidad (que no puede separarse para efectos de interpretación, reclamación o indemnización de otros Derechos con los que coexista en la circunstancia o caso hipotéticamente planteado); sino de forma especial el Principio de Progresividad, sin el que no podría justificarse el no cumplimiento pleno o absoluto del Estado Mexicano de garantizar el acceso al trabajo de todos y cada uno de los gobernados pues según éste Principio, aunque la idealidad es que se cubra y cumpla totalmente con esa demanda social que el Pacto Federal ha asumido como un compromiso y que  más de 35 Instrumentos Internacionales obligatorios hacen vinculatoria de insoslayable obligación, la circunstancia de nuestro país (y de muchos otros) hace que su cumplimiento no pueda ser inmediato y efectivo en cualquier momento. El Principio de Progresividad previsto en el primer artículo de nuestra Constitución exige sin embargo que el Estado Mexicano de manera continua, ininterrumpida, fehaciente y de modo evidente y susceptible de ser evaluada, realice acciones y destine recursos para la consecución del compromiso social de dar un trabajo digno y con justa retribución a los mexicanos; que sea suficiente para él y su familia en cuanto a manutención y educación. Pues bien, el Gobierno a través de diversos Organismos promueve la inversión y la creación de fuentes de empleos pero, en parte por el fenómeno de migración extrema del campo hacia las zonas urbanas; en parte por la crisis económica que hace quebrar las empresas; en parte porque muchas trasnacionales  han ido acabando con pequeñas fuentes de empleo caseras y familiares que en la suma representaban una buena cantidad de opciones de trabajo formal y en parte por la misma inseguridad que termina diariamente con muchas inversiones de empresarios de todos los rangos, el hecho es que no hay suficiente empleo. Aunado a ello las Reformas Laborales “estructurales” originaron mayor temporalidad, subcontrataciones, despidos y precarización que agudiza el problema. Lo cierto es que nos encontramos muy lejos del objetivo laboral de un estado de bienestar previsto en la Constitución.

Toda esta problemática deviene en más economía informal que sin duda es otra forma de precarización del empleo y de la dignidad humana. Un estudio de medición de la economía informal del INEGI señala que el 23.6% del Producto Interno Bruto de México se produjo dentro de la economía informal lo que representa más de 4 billones de pesos en el año de 2015. Entre el año 2003 y el año 2015 el porcentaje que la economía informal ocupa del PIB se redujo casi 4%, sin embargo continúa acaparando casi una cuarta parte de toda la producción del país y de acuerdo al portal “México ¿Cómo vamos?”, el 52.4% de la población ocupada se encuentra en el sector informal.

Pero asómbrese: México es, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), uno de los países que menor tasa de desempleo tiene de entre todos los miembros. Su tasa de 3.9% estuvo entre las más bajas de 2016 (junto a países como Islandia, Corea del Sur y Japón), debido a que se contabiliza el sector informal, que emplea a más de 29 millones de personas. Pues son las ganas de ver el vaso más lleno, de ser muy positivos o mero alarde de maquillista profesional; síndrome de alguna enfermedad o bien un síntoma o modo de corrupción, pero el caso es que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en lugar de insistir en que México tiene 10 años sin cumplir la obligación de crear un seguro de desempleo y que además somos el único país de esa Organización que no lo tiene, nos ayuda a mostrar cifras más alegres y creativas poniéndonos a la par de países en el nivel más óptimo del desarrollo y en especial con una gran cultura laboral. Fíjese nada más: México es, dice la OCDE, “uno de los países que menor tasa de desempleo tiene de entre todos los miembros. Su tasa de 3.9% estuvo entre las más bajas de 2016 (junto a países como Islandia, Corea del Sur y Japón)” *esto aparece en una nota fechada el 26 de Abril de 2017 a las 07:40:50 por Notimex, pero, al final y después del paréntesis aparece una coma y en sólo un renglón al último, se encuentra la verdad y explicación de todo: “… debido a que se contabiliza el sector informal, que emplea a más de 29 millones de personas.”

Pregunta final: ¿No será José Ángel Gurría, el ex Secretario de Hacienda que preside la OCDE, quien confecciona los informes de E.P.N.?

PEDRO OLVERA VÁZQUEZ / Retruécano / San Luis Potosí, S.L.P. / Abril 29 de 2017.

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