Poder político y medios en la era de Trump

rene-sanchez-juarez-praxis-politicaA poco más de un mes de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, no hay día que no sea noticia de primera plana en la sección internacional de prácticamente todos los medios de comunicación y es que cada decisión tomada en la Casa Blanca tiene repercusiones en casi todo el mundo.

Desde su campaña el ahora presidente, mantenía una tensa relación con algunos medios de comunicación como el New York Times al que acusaba de no ser imparcial en el seguimiento de la campaña y esta situación continúa hasta el día de hoy, cuando la semana pasada se les excluyó de un evento con el Secretario de Prensa junto con CNN, Político, BBC y Los Angeles Times, entre otros.

Las acusaciones de Trump a los medios de difundir noticias falsas son continuas. Por eso la ceremonia de entrega de los Oscares fue el escenario idóneo para que el mismo New York Times presentara un video comercial denominado “la verdad es difícil”. La actitud del presidente norteamericano en contra del papel de los medios de comunicación tradicionales a los que acusaba de dar noticias falsas, contrasta con su protagonismo en Tuiter en donde Trump ha denunciado hechos inexistentes como un supuesto atentado terrorista en Suecia. Pareciera que Trump es víctima de sus propias mentiras. Es algo así como que asume el monopolio de la desinformación y la mentira. Hasta el Primer Ministro de Suecia tuiteó si el presidente “había fumado algo”.

La tensa relación entre el presidente Trump y los medios de comunicación llega en un momento de transición en la relación poder político y medios. La pérdida de credibilidad en la prensa y en la TV como canales de información confiables a nivel mundial, ha sido el pretexto con el que Trump trata de justificar su hostigamiento y desdén hacia ellos.

Con el avance tecnológico los medios de comunicación impresos y televisivos se enfrentaron a una realidad que los obligó a modificar su programas y enfoques para separarse de la acusación de “oficialistas”, pues se dedicaban a difundir los boletines que surgían de las oficinas de comunicación de las dependencias gubernamentales. Sin embargo; no hay que dejar de reconocer que existen medios y periodistas que ejercen su papel, con profesionalismo, objetividad y con trabajos de investigación que merecen ser no solo leídos sino reconocidos.

El surgimiento de nuevas alternativas en la comunicación fue tal que hoy los medios se han digitalizado totalmente, lo que ha obligado a la recomposición de su programación y contenidos.

Al parecer Trump quiere aprovechar esta transición en los medios de comunicación, para tratar de minimizar su influencia, lo que ha generado una crisis en la relación con Washington. Pero es evidente que su gobierno no puede prescindir de ellos, lo que hará más complicado los próximos años de su gestión. Algo que ha hecho más traumática está situación, es que el mismo Trump, propicia que sus logros, como es el haber bajado la deuda de los EEUU en 12 MMDD y haber creado en sólo un mes 227 mil nuevos empleos, algo que Obama a estas alturas no había podido hacer, se ven eclipsados por sus desplantes y por sus “declaratorias de guerra” por Tuiter en contra de todo y contra todos. Hasta su campaña de construcción del muro en la frontera con México, cada vez se vuelve menos interesante para la población norteamericana, prueba de ello es la caída en los índices de aceptación en tan corto período de gobierno, lo que irrita y polariza a este personaje.

Todo indica que la relación Trump-medios seguirá dando que decir pues hasta el momento no se ve en el equipo del presidente que alguien controle su protagonismo. Necesitaría desaparecer Tuiter y los smartphones, para que el presidente norteamericano deje de tener un “juguetito” tan peligroso, en manos del hombre más poderoso del mundo. Espero que algún día lo entienda.

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