Posfacio a Ventana de crisopas de Mauro Simois

Silvia Martínez Coronel

“Ventana de crisopas”, o un intento por superar la dualidad

Recuerdo el día que llegó a casa, a través de recomendación de exalumnos. Muchacho talentoso, con avidez de aprendizaje, de percepción de algo nuevo que salve:

“Que alguien me salve/o primero lo hará/un cañonazo’’, como dice el yo lírico, de éste, el primer poemario de Mauro Simois.

Según se interpreta del libro, ese salvarse implica un trascender existencial de la dualidad en la que vivimos presos, un camino hacia el 3, síntesis, liberación de la antítesis, a través de la lucha entre opuestos.

Prisión provocado por una imposición cultura artificial (lógica aristotélica, pitagórica, cartesiana, lo que deriva en la creencia de que: si somos esto, es porque no somos aquello).

Metido en tal embrete, la mirada hacia Oriente, suena liberadora: el haiku, y su hermano, más mundano el senyru, proponen el 3 como camino hacia la perfección, ya desde su forma métrica (versificación de 5, 7, 5, sílabas, en este orden).

Perfección entendida como el encuentro de la paz, el equilibrio, la superación  de la dualidad que escinde, disfraza la riqueza producto de la mezcla, fusión entre contrarios.

El yo lírico dice:

“Escribo senryūs/ porque aún mi suicidio/ no está en los planes”. p. 35

O sea considera esta forma poética, con la filosofía que conlleva, una forma de poder salir de una realidad, o mejor una percepción, que lo oprime.

Ya Trilce, en el siglo XX, del peruano  Vallejo, mostraba una actitud similar co-mo salvación:

‘’Rehusad, y vosotros, a posar las plantas/en la seguridad dupla de la Armonía.

Rehusad la simetría a buen seguro./Intervenid en el conflicto/de puntas que se diputan/en la más torionda de las justas/el salto por el ojo de la aguja!’’

Ventana de crisopas de Mauro A SimoisEse salirse de la visión clásica, y apostar a una nueva visión, que sería fruto de la lucha entre las partes.

Un tres liberador, intuido como el salto, que hace Oriente desde el círculo, sím-bolo del todo, que contiene la interrelación del ying y el yang.

La propuesta  Zen, que nos podría llevar al nirvana, a través de la disciplina de la meditación, que nos enseña a sentir el presente, desde la contemplación intuitiva, de la naturaleza y de nosotros mismos.

Autodescubrimiento desde el desapego a lo mundano, al ego, la multiplicidad. Descubrimiento de la unidad con un todo.

Filosofía que considera el haiku y su derivación, el senryu, como un medio para este logro.

El propio autor dice en su prólogo, haber escogido esta estructura como una forma de poner límite al desborde de las emociones, en una búsqueda de equilibrio interior.

Paso a la demostrar:

‘’Justo en las islas/ del conflicto sin fin/ hallo sosiego.’’ p. 111

‘’Quiero por siempre/ una lluvia que caiga de abajo a arriba’. p. 163

‘’Perdidamente,/en un bosque por dentro1.//busco mi paz.’’ p. 179

A veces esta propuesta trilceana es expresada como en los poemas anteriores, como encuentro asombrado, pero en el libro como  totalidad se expresa  como una  búsqueda, a la que aún le hace falta ‘’el salto por el ojo de la aguja’’.

Por algo se elige muy conscientemente el 2 como símbolo numérico de este libro.

“Cien más y llego/ en sílabas impares/ al libro entero” p.101

Como idea predeterminada consciente, aparece el planteo de 200 poemas ( el 2), conjugada con la de ‘’lo impar’’. Aunque el 3 se proponga como salvación, en la estructura de los mismos.

El yo lírico tiene claro hacia dónde quiere ir: el equilibrio dinámico del 3. Pero aún no se siente listo, por eso deja el poemario en el dos (lo incompleto), los 200 poemas.

El último poema es claro en la expresión del estadio en el que se encuentra, y su meta:

‘’Por fin ya está;/puedo marcharme un día/y estaré en paz’’ p.201.

La paz se ubica en un futuro, el cuál depende de un  marcharse real, o metafísico.

Una vez las  ‘’crisopas” hayan destruido las “plagas’’ de una visión anuladora del crecimiento, como es el dualismo, y se vaya hacia el 3, la superación en la fusión, que puede pasar por asumir la diferencia como una solución y no un absurdo.

Entonces sólo quedara lo esencial, como presupone la filosofía zen, que asume este tipo de poema como aliado de la meditación en pro del encuentro.

Este poemario es una ‘’ventana’, una forma de hacer posible otear sobre el resultado posible de la depuración de todo lo que nos aleja de una visión de lo esencial.

Gran logro el del título simbólico, el cuál también consta, tipo mantra, de tres partes constitutivas.

Recorre el poemario además, el tema del trabajo como agobio, los amigos, desde una apreciación bipolar, el cuestionamiento constante existencialista, la contemplación de la naturaleza y el instante, más propio de la técnica de la meditación para la  que fue adoptada el haiku:

‘’ Noche tranquila;/ el viento en la ventana/ mueve las hojas” p.87

“’Breve el instante/ en que tu luz se azula,/luna del Plata.’’ P. 97

‘’El té caliente/ la luna sollozando;/ noches de abril.’’  p. 190

Este estado de contemplación, es con la percepción de la amada, el alivio inmediato, en este estado de crisis:

‘’Vos y las olas/ renegridas de noche./Miro tu cara’’, p.  5

‘’Es mi chinita/ nieves blancas y puras/ del dragón negro.’’, p. 19

( Interesante ver en este poema la dualidad negro/blanco, superada por el amor a su ‘’Chinita”’, que es también el amor al Oriente China y su dragón negro- fusión del poder masculino con lo femenino- virtuosidad de lo oscuro, el misterio).

Se presupone que habrá una salvación, en lo mediato, definitiva:

‘’Hasta el momento/ a oriente no he llegado/ mas me ha venido.’’ p.141

Quizá haya que ir a Oriente a buscarla, o quizás haya una forma de poder conciliar ambas culturas volviéndose la propia casa.

Interesante poemario el del incipiente y prometedor escritor Mauro Simois.

No me queda más, que invitarlos a viajar por sus páginas.

Prof. Silvia Martínez Coronel.

Julio de 2023.

Mauro A Simois