A menos de un mes de la toma de protesta de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, éste ha comenzado a cumplir con sus promesas de campaña, desafortunadamente son acciones que afectan a ciudadanos mexicanos que radican incluso desde hace décadas en el país del norte.
Ha determinado tres acciones principales para cumplir con la promesa de dar mayor seguridad a los ciudadanos estadounidenses a través de fortalecer las fronteras; firmó la orden ejecutiva para iniciar la construcción del muro; prohibió la entrada de visitantes de siete países con raíces musulmanas, incluso de ciudadanos que viven legalmente en el país y por último deportó inmigrantes con antecedentes criminales.
Las detenciones han comenzado en estados fronterizos, donde el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EU (ICE), ha detenido a cientos de inmigrantes indocumentados, incluso saliendo de las instalaciones de las mismas.
El miedo entre la comunidad latina se ha intensificado a partir de la llegada de Trump, ya que la semana pasada han detenido a más de 160 inmigrantes solo en el estado de California, mientras que ya fueron deportados a nuestro país los primeros 37 mexicanos.
Se pretende que esta administración deporte a más de 3 millones de indocumentados y no los 11 millones a los que se comprometió Trump en su campaña. Se calcula que los 3 millones sean indocumentados con antecedentes criminales y que sus juicios sean acelerados y sin posibilidad de permanecer más tiempo en EEUU.
La respuesta social no se ha hecho esperar por parte de varios grupos y defensores de derechos humanos y miembros de la sociedad civil, que el domingo pasado marcharon en la CDMX en contra de Trump y sus acciones en materia de migración.
Mientras tanto en Alemania, el parlamento eligió al nuevo presidente, que es el Jefe de Estado que acompañará a Ángela Merkel para hacer un frente común en la comunidad europea. El social-demócrata Frank-Walter Steinmeier, fue electo gracias a la coalición parlamentaria entre su partido y el de la canciller. El Presidente alemán es catalogado como anti-Trump.
El paso de Steinmeier como Ministro de Asuntos Exteriores le da las bases suficientes para ser el contrapeso que necesitan Alemania y Europa para enfrentar a los populismos de Trump en Norteamérica, así como a los que se están gestando en su continente, como podría ser el caso de la ultraderechista Le Pen en Francia.
Mientras en EU la política anti migrante de Trump avanza con acciones radicales como la deportación de mexicanos y la prohibición de musulmanes en el aeropuerto de Nueva York. Alemania se prepara para enfrentar políticamente al gobierno de Trump. Sin duda la batalla será diplomática y de estrategia política global, ya que la postura xenofóbica del presidente de EU tendrá repercusiones no sólo económicas sino también de política exterior, ya afecta la estabilidad de las instituciones mundiales. Muchos analistas coinciden en que pronto el congreso norteamericano pondrá un alto a los excesos de este “aprendiz de tirano”, así como ya lo ha hecho el poder judicial de ese país.
Como decimos en México “no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante”. En tanto eso sucede, el gobierno alemán se prepara para hacer valer su papel de líder en la comunidad europea y promotor del necesario equilibrio mundial en la era global.
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