De San Luis a la capital

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Y ahora, tras estos largos años, como que a algunos ya les vale lo que pase. ¿Será? Pues yo pienso que no tiene por qué ser así.
Si bien es falso que “no pasa nada”, quizá sea cierto que “todo va a quedar atrás” (algún día, claro, si no hay mal que dure cien años ni nadie que los aguante). Pero, ojo, ya que pase… podemos quedar demasiado golpeados como país, como estado y como personas, al menos quienes no tengamos tanto margen de defensa.
La economía y la política no se ven nada bien, con un empeoramiento de lo social que las acompaña de cerca. Sin unidad ni solidaridad, sin visión ni disposición, sin liderazgos que logren convocar y conjuntar… todo se ve peor.
El presidente se debate entre sus errores y desviaciones, entre las debilidades federales y las depredaciones consentidas en los estados. El PRI se preocupa por la corrupción pero tal vez ya sea tarde.
La verdad, los principales pre-candidatos hacia el 2018 están para llorar, aunque unos piensen que ya les toca (morenos), otros que no están en vías de extinción (perredistas y priístas) y los panistas se sientan mejores sólo porque el priísmo se ha desgastado y, faltaba más, se olvidan de su corrupción y sus malos gobiernos entre el 2000 y el 2015 (federales y en algunos estados).
El gobierno del estado y el del municipio de la capital no encuentran todavía el derecho y el revés, aunque el autoengaño le sirva temporalmente al primero y el populismo al segundo. De nuestros marcelos y toranzos, me explican en la CdMx, no se han dado escándalos nacionales porque fueron muy grises y poco conocidos.
La gran mayoría de los legisladores (senadores, diputados federales y locales) borran las diferencias partidarias al hermanarse en sus estupideces, ineptitudes, exhibicionismos y sonrisas cínicas. Los de Morena, más nuevos como partido, acaso son algo distintos: menos malos en algunas cosas y peorcitos en otras.
Acá en San Luis Potosí hay casos de horror. Ni es necesario mencionarlos, pero sus apodos o apellidos empiezan con Tekmol o Desfassieux o… Se suponía que habíamos tocado fondo en la anterior Legislatura, aunque ya se ha visto que no fue así. A su vez, ciertos ex-funcionarios estatales se han protegido con el fuero de diputaciones federales y locales.
¿Todo me parece mal? Miren, hay excepciones en el gabinete federal o en los estados y municipios, así como entre los legisladores en todos lados (incluso acá), pero para presionar a los infames y deslindarse de ellos… los ciudadanos tendrán que demostrar día a día que son mejores.
En esta temporada navideña, creo, no nos caería mal relajarnos y estar contentos con nuestros seres queridos: Respirar profundo y tomar fuerzas (sólo un poco con comida y bebida) para lo que se vislumbra el año próximo.
Son muchas las perspectivas que se ven mal, muy difíciles pues, y en buena medida estarán en manos de otros, Pero igual siento que este 2017 podrá ser en nuestras vidas el año en que varias cosas importantes dependerán de nosotros mismos.
* EN CUANTO A AGUSTÍN Carstens y su planeada salida del Banco de México, llama la atención el morbo especulativo que ha rondado la nota. Lejos de cualquier problema personal o de grillas entre grupos y teorías de la conspiración, viene a ser algo muy honroso y meritorio para Carstens y América Latina aunque resulta una mala noticia para México ante las presiones económicas del 2017-18.
Va al Banco de Pagos Internacionales, la institución financiera internacional más antigua del mundo, el banco central de los bancos centrales, y será el primer “gobernador de gobernadores” que proviene de un país emergente, aparte de que siempre se ha orientado a organismos internacionales… y en 2011 ya estuvo a punto de encabezar el FMI que tiene más poder y recursos.
* ENTRE LO MÁS GRATO y estimulante que he derivado de escribir artículos para el periódico y difundirlos en las redes, están los comentarios de lectores que subrayan: “eres nuestra voz, me identifico con lo que dices, planteas algo que yo pensaba, veo tus ideas como si las escribiera yo”.
Me honran estas afirmaciones, y es evidente que le dan a un servidor más méritos de los que pudiera tener. Bueno, para compensar un poco estaré incluyendo en estas columnas algunas citas textuales de ellos mismos. Por ejemplo, una que Johann, de San Luis, publicó en redes sobre el contraste de la realidad con respecto a palabras relevantes de Juan Manuel Carreras en su toma de posesión.
No comentaré nada a favor o en contra de lo que se destaca allí. Sólo dejaré al lector su opinión personal en cuanto a si el gobernador del estado está mal, o acaso no tenía de otra ante compromisos adquiridos, aunque con su gratitud pueda sacrificar en exceso su prestigio o credibilidad y, en parte, las perspectivas de su sexenio. Digo, se trata de política real.
* DE FIDEL CASTRO SE continúa diciendo de todo e incluso hay quienes se alteran en las discusiones sobre si fue un ser maravilloso o un perfecto malvado. Insisto, el famoso Comandante fue muchas cosas distintas al mismo tiempo o en diversos momentos, y no vale la pena pelearse porque alguien mencione “lo malo del bueno” o “lo bueno del malo”.
¿Y si mejor recordamos algo de su recorrido que nos confirma por qué no es tan fácil eso de que, en vez de simular, los personajes públicos “digan lo que piensan” con sinceridad? Ya sabemos del jugador de póker que mantiene la misma cara con buen o mal juego, o que deja escapar cierto júbilo si siente que puede perder e igual apenas esconde su tristeza si tiene un juego insuperable para que le apuesten.
Me refiero aquí a algo que llama la atención. En 1958, poco antes de su triunfo, Fidel fue entrevistado en la sierra por distintos estadounidenses y, en cada caso, insistió que no simpatizaba con el comunismo. A pregunta expresa, exclamó: “¡Cómo voy a ser marxista, si soy católico romano!”. Tampoco aceptó que fuera anti-americano y prometió elecciones democráticas tras su victoria.
Bueno, oigan, ¿creen ustedes que el gobierno de Estados Unidos habría consentido entonces el triunfo de Castro si las respuestas no hubieran sido esas? Evitó contestaciones ingenuas y, digamos, su fin le justificó los medios.
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@cpgarcieral
CARLOS PÉREZ GARCÍA / Opinión / Ciudad de México

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