No es lo que ganan, es lo que cuestan

huitzi-ortegaSi preguntan a cualquier pagador, jefe de reclutamiento, de personal, de nómina, tesorero, administrador, secretario de finanzas o como se le denomine de una organización pública o privada quien es el empleado más caro, seguramente cualquiera coincidirá conmigo en que el empleado más oneroso no es el que más gana sino el que menos produce.

A propósito de la somnolienta réplica o glosa del Primer Informe de Gobierno del Dr. Juan Manuel Carreras López, donde queda una vez más demostrado que ese ejercicio que se supone de equilibrio político y verificación en cuanto a la rendición de cuentas, no es más que un ejercicio insípido que no abona en nada a la legitimación o gobernabilidad del Estado, pero bueno, se tiene que hacer; el caso es que, como estarían de interesantes los análisis y las discusiones de los brillantes diputados con los eficientes funcionarios que el único asunto que derivó en polémica fue el salario de más de 220 mil pesos que mes con mes y de manera alegre recibe la Directora General de los Servicios de Salud, la Doctora Mónica Liliana Rangel Martínez.

El tema de los salarios gubernamentales no es nuevo para nada ni para nadie y no los impuso el viejo o nuevo PRI, sino como le hizo Juárez para vivir cómodamente en el exilio en Estados Unidos, si según su biógrafos contaba borregos y eran ajenos, es decir su fortuna personal se la debía al ejercicio púbico, nadie puede reprochar el salario de Juárez ni sus detractores, el salario no parece relevante cuando el trabajo realizado lo compensa, después de la revuelta de 1910 a los políticos les hizo justicia la revolución, aunque el País estaba quebrado y endeudado ellos se auto asignaron jugosos sueldos y crearon no solo una nueva clase política sino una nueva clase social, los mirreyes de la época eran hijos de la revolución, así vivieron plácidamente más de 70 años y a nadie parece molestarle.

En los 70s, 80s que era la época de mayor cinismo y descaro por parte de la clase política mexicana con personajes tan detestables y corruptos como el Negro Durazo, Carlos Hank y etcétera, muchos etcéteras, el nivel de vida y los dispendios a los que estaban acostumbrados ni siquiera era posible que los cubrieran con sus sueldos, por muy elevados que fueran, ahí los ingresos importantes se generaban con los negocios que se realizaban entre los políticos y los empresarios; hoy en día los políticos de aquella época se convirtieron en prominentes empresarios y ya no tienen que depender tanto, de un “miserable” salario, hoy la danza de los millones se mueve de un bolsillo a otro con la benevolente y siempre bien socorrida obra pública, no es tan complicado, solo hay que seguir el dinero, tenemos un singular ejemplo con la casa blanca de Don Enrique Peña Nieto, que por más disculpas y explicaciones pues los números no salen, ni saldrán, es claro, evidente, público y notorio que Enrique Peña Nieto dejará el País con una gran cuenta bancaria e inversiones de todo tipo a nombre de sus testaferros, tal y como lo hizo su tío Arturo Montiel o sus amigos Duarte, Moreira y Padrés, si hasta eso las ratas son daltónicas, no distinguen colores.

Por otro lado y sin restar importancia al tema, hay quienes en un ardid populista les bajan públicamente los sueldos a los funcionarios, que luego les retornan en calidad de compensaciones u otras ocurrencias administrativas que se puedan disfrazar o bien dan patentes de corzo a discreción para extorsionar con la charola a los que se dejen, para forzar negocios y utilizar los recursos públicos en beneficio propio, aquí hasta los más chimuelos mascan rieles, unos se auto asignan sueldotes de primer mundo con resultados tercermundistas (como es el caso de la Doctora) y otros se lo llevan en lo oscurito, fingiendo honradez en lo público, pero siendo unos bandidos en lo privado.

¿Qué queda al final? Otro digno espectáculo circense donde el pueblo potosino en calidad de espectador observa como un Diputado que no se ha distinguido precisamente por su noble labor, cuestiona en tono de envidia el ingreso de la Jefa de Salud en el Estado, una funcionaria que no justifica su ingreso y no en cuanto al monto sino al resultado, no se trata de si gana mucho o si gana poco, más bien queremos saber que está haciendo, Gobierno no necesita que bajen sus sueldos, esa medida no remedia, solo es populista, se necesita que trabajen, TODOS, desde el Gobernador hasta el empleado con el nivel más pequeño, la molestia no es cuánto ganan, sino cuánto cuestan, si hoy revelan que el sueldo del Secretario de Seguridad es de $5,000.00 mensuales, francamente es carísimo.

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