La incredulidad de la política

jaime-chalita-reflexionesJAIME CHALITA ZARUR / Espacio de Reflexión 66 / San Luis Potosí, S.L.P.

La incredulidad y desconfianza en nuestro País hacia los políticos y sus partidos, no surge en forma espontánea, ni por decisión  de las personas que hemos deseado vivir en un contexto de leyes y que estas debieran cumplirse; son ellos, los políticos, casi todos, sus amigos y sus intereses, quienes han logrado tal desprestigio y, con ello, que el pueblo no los vea ya con agrado.

Llego el momento en que se ha dejado de creer en el servicio público como tal y en quienes dicen y sostienen que trabajan para la Nación, para el Estado o para el municipio. Se vive un cuasi estado, una cuasi democracias, una cuasi monarquia. Hemos visto tanto que en esto de perseguir el poder, el dinero y la disque representación de nosotros, ya no sorprende que muchos políticos en todo el mundo, piensas que el poder es una posición personal y como tal puede ser legada y sean los familiares quienes continúen con la línea de abusos que se han dado a partir de querer ser nuestros “representantes”

¿En que momento se perdió el rumbo?  si alguna vez hubo alguno. Crecí viendo a mi familia ejerciendo el derecho de votar, a pesar de que servía poco o nada. Acudían, creo yo, hasta en forma religiosa a la urnas, mas como un acto de creer en que fuese respetado el sufragio que, como un ejercicio cívico, pues se sabia que la suerte estaba designada  y por ello no había lugar para que fuese diferente; siempre era ganar, ganar.

Había una suerte de una patria imaginaria como, creo sigue siendo, que intentaba estar por encima de lo que el sistema político había construido.

¿Hacia donde? Seria la pregunta una vez que nuestra historia ha querido decir mucho de ficción, rodeados de intereses que no pertenecen a la ciudadanía y si, a los partidos políticos.

El debate nacional, se ha centrado en el tema de los políticos que se caracterizan por ir de un partido político a otro o, por seguir una ruta determinada en lo que ellos llaman profesionalización de la política, iniciando como regidores, luego como diputados locales, luego como diputados federales, para la mayor parte de ellos y, en este punto pueden tomar algunos caminos varios;  buscar ser senadores de la República o regresar, buscando ser presidentes municipales o de plano gobernadores y esta forma de vida,  ha ido cobrando cada vez más fuerza. Se trata de estas personas hombres y mujeres que se dedican al ejercicio de la política y lo hacen como una forma de vida personal, el ejercicio que les resuelve el problema económico y, queriendo que sea permanente o que dure lo mas que se pueda,  ejemplo de ello existen muchos en nuestro País, lo que ha generado una gran andanada de críticas desde los diferentes frentes como el empresarial, columnistas, comentaristas en las redes sociales y hasta la Iglesia Católica. Hay muchas causas por la que se les puede cuestionar a estas personas, me refiero a la gente que vive del quehacer político, y esta es una de ellas, el retirarse de sus cargos que ellos mismos pidieron a la ciudadanía y hacerlo solo, por ir cubriendo los intereses personales en primera instancia y luego los del partido político al que pertenecen, en segunda; esto no es ya del agrado de quienes mantenemos este sistema de gobierno que, en lo mínimo ha dado resultados a la sociedad sino, por el contrario hemos ido decreciendo, aun cuando se dice lo contrario.

El abandono de los diferentes puestos para competir por otros, trae como consecuencia, entre muchas, dejar inconcluso parte de su trabajo sin hacer, si es que en alguna parte se quedaron, con el pretexto de falta de tiempo lo cual hace que dejen de rendir cuantas sobre su ejercicio de gobierno, cualquiera que fuera su nivel de gestión.

Una después de otra, todas las administraciones en el servicio público han hecho lo mismo, sus funcionarios dejan sus trabajos para ir en pos de una aventura incierta y con el fin de triunfar siendo electos una vez mas y, así seguir viviendo del presupuesto que finalmente  es lo que les interesa a estas personas, porque si hablamos de servicio público, simplemente están reprobados.

No solo vimos en los diferentes medios de comunicación, como la diputada  Rosa María  Huerta, le mentó la madre a su colega diputado Eugenio Govea, por supuesto agravio de palabrería pero, ¿habrían tomado en cuanta los diferentes agravios que la inmensa mayoría de los diputados, le han hecho al pueblo para el que deberían de trabajar?. Lo mismo pasa con muchos que han vivido del dinero público y con el se paga no solo a los políticos, también a los que trabajan en los partidos políticos y que luego entran en litigios verbales en los medios de comunicación, como el presidente del PAN, Hector Mendizabal, que denuncia son perseguidos por el Gobierno del Estado. Han tenido ya, repercusiones y críticas  estas posturas que empiezan a calentar el proceso electoral y que tienden a los descalificativos y a las campañas negras, cosa que son reprobables pero que, desde luego los actores que viven del circo que por lo bajo quieren ofrecernos, favorecen esta práctica. Es un agravio mas a la población.

Han seleccionado ya, al candidato de UNIDAD del PRI, ojalá sea como ha sido y parece, un hombre de proyecto, serio, con intención de trabajar, discreto y que promueva al Estado, aun cuando  no se necesita ser gobernante;  la promoción se puede y debiera ser desde la campaña para todos los que compiten y, en ello deberían estribar todos los procesos electorales, en la promoción y fortalezas de la tierra a la que quieren servir. Difícil y mucho pero, hay que luchar por ello.

jaimechalita@yahoo.com
@jaimechalita

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