De Ida y Vuelta
De: Ignacio Dávila Álvarez
jida0758@gmail.com
¿Será verdad que Enrique Peña Nieto ya se empoderó de la “Silla del Águila” que aún no le pertenece? ¿Será verdad que por esta misma razón , una simple pregunta, cuya respuesta debería tener alistada, no tendría porque ponerlo a dudar, titubear y hasta dejar, la penosa impresión , que el apuesto priista, es incapaz de leer con asiduidad?¿Será verdad que el grave desacierto , lo dejo ver, ante una sociedad mexicana, cada vez más critica, pensante y deliberativa, como un político que encarna la ignorancia y que su verdadera esencia, es producto del marketing político?¿Será cierto que salirse del guión e improvisar, no es lo suyo y, que cultivar el buen habito de la lectura, difícilmente se le da?¿ Usted cree, que a pesar del penoso incidente, que muchos intentaron minimizar como un desafortunado error sin relevancia alguna, lo siga manteniendo arriba de sus adversarios y que las encuestas lo sigan tratando tan bien, como hasta ahora?¿ ¿Cuál será el verdadero costo político, en particular, en los votos que están por encima, de una juventud mexicana que hoy en día, no se siente representada por ninguno de los partidos políticos en disputa, ni de quienes pretenden gobernar? Cuesta trabajo creer que Peña Nieto no lee. Lo que no costará gran esfuerzo, es que su enorme maquinaria político-electoral que lo acompaña, sabrá dejar atrás ese ofensivo evento, con atinadas argucias, que le ayudaran a sentarlo con comodidad, en la “Silla del Águila”, título del libro cuyo autor olvidó y confundió, pero que la memoria colectiva, no lo hará tan fácilmente. Se suele escuchar, que los buenos libros, esos, que generalmente leemos en la infancia o juventud y, que marcan de cierto modo, la dirección de nuestras vidas, jamás se olvidan ni se prestan. Entonces, qué diantres le pasó a Peña Nieto. Sigo convencido de que el poder es de la gente, de la sociedad civil. ¿Qué falta? Sólo concientizar, materializar, educar, organizar, difundir el mensaje, “empoderar” como dicen hoy los burócratas “actualizados”. Y, retomando el tema “del olvido de letras”, en las redes sociales, los comentarios fueron abundantes, ingeniosos y hasta ácidos. Por lo pronto Peña Nieto aceptó su descuido y suavizó las severas críticas, como un ejercicio tejido de autentica y plena democracia y de absoluta libertad de palabra. Que finura de expresión para un político que aparentemente no lee pero que a cambio nos pide que leamos su libro titulado “México un país de (…) me disculpo, olvidé el nombre de esa obra que algunos dicen que está muy bien hecha. Dudo que él la haya escrito. Y bueno, se me va el 2011, con la sensación de que este año leí muy poco. ¿Y usted ha incrementado el placer de leer? De no ser así, habría que hacerlo, puede que la memoria empiece a fallar y eso, creo que a nadie le gustaría. Por lo pronto voy a releer, el libro del misterioso narrador Carlos Castaneda, titulado “El Don del Águila”, sexta obra de la serie de las “Enseñanzas de Don Juan”. Espero llegar algún día, a ser un hombre de conocimiento, como Enrique Peña Nieto. Tengo mis dudas.
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